México.-Concebido en 1953 por el poeta, arquitecto y escultor de origen alemán Mathias Goeritz (1915-1990), por encargo del empresario mexicano Daniel Mont, el Museo Experimental El Eco es aún una escultura penetrable, cuyos corredores, techos y muros ofrecen una “experiencia estética-emocional”.
Así lo corrobora –afirma el curador David Miranda– el documento El sentido de un museo experimental encontrado el año pasado en la colección privada de la Galería EDS, en el que Goeritz desglosa su singular propuesta, sin
El curador, que labora en El Eco desde hace tres lustros, destaca que a partir del 14 de marzo, este recinto ubicado en la colonia San Rafael inaugurará las exposiciones Pabellón Eco 2020: Cronoboros, Otros jardines, otra sangre, de Vanessa Rivero y Manifiesto emocional. El sentido de un museo experimental.
La primera propone convertir el patio del museo en un espejo de agua y rocas; la segunda invita a reflexionar sobre la vida animal a la luz de una crisis de construcción del mundo, y la tercera reúne documentos visuales y textos que dan cuenta de los ejes conceptuales en que fue concebido, subraya.
Los documentos hallados son muy importantes, porque la narrativa en torno al museo se ve complementada y confirma nuestras líneas de trabajo. Goeritz dejó en puño y letra las líneas rectoras y las inquietudes de crear un museo experimental.
Es el discurso preparatorio a la apertura y las notas que son los ejes de la propuesta. Narra cuáles son sus inquietudes, las realmente ejecutivas para una institución museística, la teoría en torno a crear un ambiente nuevo donde los artistas puedan convivir y participar”, comenta en entrevista.
El ensayista añade que Goeritz pone de manifiesto, además, las inquietudes de que ahí funcionara una sociedad musical, de crear una colección de arte moderno para que después fuese donada a un futuro Museo de Arte Moderno (que se creó 1964, 11 años después).
Otro de los documentos es el discurso preparatorio a la apertura de la galerista Inés Amor. Un texto mecanografiado, con notas de Goeritz. Aquí se hace una defensa de cuál es el sentido emocional en un contexto de los años 50, se busca hacer un contrapeso a la perspectiva revolucionaria”, indica.
El especialista dice que, a partir de estos seis documentos recién descubiertos, se puede concluir que la propuesta de El Eco “aportó mucho para lo que hoy es el arte contemporáneo y sus contextos, y permanece realmente vigente”. Señala que estos manuscritos y mecanuscritos se presentarán acompañados de fotografías históricas.
El proyecto pretende generar un espacio que celebre la transformación y la temporalidad como características inherentes a la naturaleza, y que muestre su enlace con la vida a través de la contemplación y la expresión artística”, asegura.
Y Otros jardines, otra sangre, de Vanessa Rivero, “se plantea como una reflexión sobre la vida animal a la luz de una crisis de construcción del mundo e indaga sobre los mundos posibles más allá de las estructuras modernas que demarcan la interacción de sociedades humanas y no humanas”.
Con una afluencia de visitantes de entre 3 mil y 4 mil personas al mes, El Eco abrirá sus primeras actividades conmemorativas este sábado a las 13:00 horas, en Sullivan 43, colonia San Rafael.
