Rubén Cortés.
La captura de la CDNH por parte del gobierno, la inminente caída del INE en manos del gobierno, y la desidia ominosa de IFAI, INAI, COFETEL, IFETEL ante el creciente poder hegemónico del Ejecutivo, están demostrando que las instituciones no se cuidaban solas.
“Son las instituciones las que nos ayudan a conservar la decencia”, explica Timothy Snyder en Sobre la tiranía (Galaxia Gutemberg, 2017). Y Leszek Kolakowski, que alguna vez fue marxista, escribió que “en política, que a uno lo engañen no es excusa”.
Así que mañana, la actual legislatura de la Cámara de Diputados empezará a aparecer en los libros de historia como la legislatura que habrá otorgado a una sola persona todas las facultades discrecionales para reasignar los recursos de la nación.
La iniciativa presidencial de reformas a la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria consiste en que desde ahora, en México el presidente podrá modificar el presupuesto según su inspiración divina.
Mientras duerme, desayuna o sencillamente ve una serie en Netflix, sin tener que contar con nadie o reunirse con alguien… una sola persona decidirá qué hacer con el dinero que entra a las arcas de la nación, procedente de:
–Nuestros impuestos y el pago que hacemos de derechos y productos
–Los ingresos del petróleo
–La venta de bienes y servicios de las empresas y organismos públicos
–Las contribuciones de trabajadores y patrones al sistema de seguridad social
–Los financiamientos que contrata el Estado.
Es decir que este gobierno (para seguir con los teóricos del arranque de este texto) está haciendo en el poder lo que recomienda Lenin a sus aprendices de brujo: “Usen las libertades burguesas, pero no crean en ellas”.
Porque, desde la oposición, jamás permitió que el presupuesto fuese tocado sin su consentimiento, pues llegó al poder, justamente, al amparo de las reglas del Estado de Derecho, que hoy desecha porque no le funcionan para gobernar sin contrapresos.
Por tanto, este jueves la actual legislatura de la Cámara de Diputados se llenará de lo que un día juzgue la historia, al avalar facultades unipersonales al Ejecutivo, al margen de la Constitución, para decidir qué hacer con el dinero de los mexicanos.
Mientras que, el próximo martes, lo aprobará y la enviará al Senado para, lo que antes se discutía hasta la saciedad entre todas las fuerzas políticas, deje de ser un engorro de la democracia y lo decida el presidente a su libre albedrío.
Y, aunque aburra, hay que insistir en Sobre la tiranía:
La mayor parte del poder del autoritarismo le ha sido otorgado libremente. Los individuos se anticipan a lo que querrá un gobierno y se ofrecen sin que nadie se lo pida.
Gratis, pues.