Carlos Arturo Baños Lemoine.
Bueno, bueno, pues resulta que la Cuarta “Transtornación” Mental no deja de dar pena ajena. Al parecer hay un concurso entre sus filas para ver qué miembro de la 4T dice la peor estupidez del sexenio.
Comenzó Porfirio Muñoz Ledo, declarando “místico” a López Obrador, a quien antes había criticado por “mesiánico”. Pero Hugo López-Gatell no se quedó atrás y dijo que AMLO es una “fuerza moral antes que una fuerza de contagio”, mientras John Ackerman (el gringo que se siente indio) declaró “científico” a su patrón.
Ridículo tras ridículo… ¡y eso que no mencionamos a todos!
¿Pero qué tal la más reciente mentecatez, a cargo de la “doitora” María Elena Álvarez-Buylla? ¡Sí, se trata de la mera encargada del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología!
¡En manos de quiénes estamos, caramba!
Como recordarán, el jueves 23 de abril la “doitora” María Elena se presentó en la conferencia nocturna del “doitor” López-Gatell, para hablar de los 700 ventiladores mecánicos “nacionales” que se ensamblarán a más tardar el 15 de mayo, a objeto de atender la demanda de estas máquinas en el contexto de la actual pandemia.
Henchida por un enmohecido espíritu soberanista/nacionalista, la “doitora” María Elena Álvarez-Buylla aprovechó la ocasión para tirarse un rollo en contra de la “ciencia neoliberal” y, de paso, para hacerle caravanas y zalamerías al autócrata en turno: Andrés Manuel López Obrador.
Caray, si López-Gatell lame el suelo que pisa López Obrador, ¿por qué no podría hacerlo María Elena Álvarez-Buylla?
Si la onda es arrastrase ante el Caudillo para granjearse sus favores… ¡a competir se ha dicho, “arrastrados” de la 4T!
El rollo hiper-ideologizado a la “doitora” María Elena Álvarez-Buylla demerita su formación científica, si es que de veras la tiene.
Cuando trató de caracterizar a la “ciencia neoliberal”, la encargada del CONACYT dijo que se trata de: “Una dependencia tecnológica, baja eficiencia en innovación, transferencias millonarias al sector privado. Abandono de la ciencia básica y un sector privado que, hasta ahora, ha aportado una proporción muy baja al presupuesto de Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI) nacional”.
Da mucha pena constatar que la “doitora” María Elena Álvarez-Buylla ni siquiera está bien adoctrinada por los centros de “lavado cerebral” del chairismo-leninismo. Tuvo que haber enfatizado la “inequidad y asimetría de la ciencia neoliberal”, apelando para ello al eje “centro-periferia” de la economía globalizada del actual “capitalismo depredador”. Pero ni a esto llegó… ¡le faltó punch!
Por supuesto que la “doitora” María Elena Álvarez-Buylla se montó, para su vergonzosa exposición, en todas las sandeces adoctrinantes de gente como Noam Chomsky, Boaventura de Sousa Santos, Enrique Dussel, Walter Mignolo, Edgardo Lander, Ramón Grosfoguel, Santiago Castro-Gómez, Arturo Escobar, etc.
Se trata de ideólogos “de izquierda” con su típica visión reduccionista y maniquea, obsesionados en introducir esta visión en todo lo que miran.
Para estos ideólogos “chairos” resulta esencial presentar la realidad como una contradicción social que desemboca en la reproducción de un “mundo desigual e injusto”, el cual debe ser superado a través de “movimientos de liberación-redención-revolución” orientados a establecer sociedades colectivistas e igualitaristas (comunitaristas-comunistas-socialistas).
¡La basura zurda y rojilla de siempre, pues!
A toda esta basura ideológica se le olvida que la ciencia es ciencia y punto, sin calificativos; porque todos los conocimientos generales y explicativos de la realidad que han sido comprobados de forma empírico-racional (ciencia), son válidos para todo ser humano con total independencia de su ideología, color de piel, sexo, edad, nacionalidad, escolaridad, religión, clase social, etc.
Podemos discutir en torno a los usos políticos de la ciencia, pero eso es otra cosa.
El conocimiento científico consolidado es el mismo para todos. Ejemplo: la ciencia física que se utilizó por gringos y soviéticos para explorar el espacio en el marco de la Guerra Fría… ¡era la misma para ambos bandos! Y la ciencia física que se sigue usando para los mismos propósitos después de la Guerra Fría… ¡es la misma para todas las naciones!
En el marco de la actual pandemia, ¿la ciencia médica es distinta si se trata de los rusos, los chinos, los franceses, los alemanes o los mexicanos?
Por ello, no existe una estupidez tal como la “ciencia neoliberal”. Se trata de una vulgar invención ideológica del “chairismo-leninismo”.
Resulta vergonzoso que una supuesta científica, como la “doitora” María Elena Álvarez-Buylla, salga con pendejadas de este tipo.
¡Volvemos a ser la comidilla de todo el mundo, pues!
Primero Rocío Nahle en la reunión de la OPEP+ y ahora la “doitora” María Elena Álvarez-Buylla.
Todo el mundo burlándose de las “inyecciones de desinfectante” del menso Presidente de EEUU (Donald Trump), que sólo es un hombre de negocios metido en política, y aquí, en México, sale la encargada del CONACYT a hablar de “ciencia neoliberal”.
¡Hasta Trump parece inteligente ante tal exabrupto!
¿Acaso el COVID-19 ha llegado al mundo para acentuar la pendejez de la especie humana o qué?
Lo que le conviene a la “doitora” María Elena Álvarez-Buylla es leer a mejores autores, como: Carl Sagan, Isaac Asimov, Richard Dawkins, Daniel Dennett, Christopher Hitchens, Sam Harris, Steven Pinker, etc.
Quizá así aprenda que la vocación de la ciencia (a secas) es generar conocimiento objetivo y demostrable por vía empírico-racional… ¡superando las subjetividades ideológicas de los individuos!
¡Ah, y por supuesto que mucho bien le haría a la “doitora” María Elena Álvarez-Buylla leer el clásico de Wilhelm Windelband sobre la clasificación de las ciencias en ciencias nomotéticas y ciencias idiográficas! Quizá así aprenda a desconfiar un poco de las sandeces rojillas que se suelen presentar como “ciencias sociales”, más si éstas se declaran comprometidas con la “liberación de los oprimidos”.
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Este artículo de análisis, crítica y opinión es de autoría exclusiva de Carlos Arturo Baños Lemoine. Se escribe y publica al amparo de los artículos 6º y 7º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Cualquier inconformidad canalícese a través de las autoridades jurisdiccionales correspondientes.