BARCELONA. Los gritos de alegría resonaban hoy en las calles de España al permitir a los niños salir de sus hogares por primera vez en seis semanas, mientras que las personas en Italia y Francia estaban ansiosas por escuchar los planes de sus líderes para aliviar unos de los confinamientos más estrictos del mundo debido al coronavirus.
El sonido de los niños gritando y el traqueteo de las bicicletas en el pavimento después de 44 días encerrados ofreció una primera muestra de un regreso gradual a la vida normal en el país que tiene el segundo mayor número de infecciones confirmadas, detrás de Estados Unidos.
¡Estoy en la gloria! ¡Por favor! ¡Seis semanas! No me lo podía creer”, dijo en Barcelona Susana Sabaté, madre de gemelos de 3 años.
Son niños muy movidos. Hoy cuando han visto la puerta de la casa, los patinetes, se han emocionado”, contó.
Cautelosos de encender nuevos brotes de infección, las naciones de todo el mundo han estado tomando caminos diversos sobre cuándo reabrir sus economías después de semanas de paralización debido a los cierres con el objetivo de frenar el coronavirus.
La cantidad de muertes atribuidas oficialmente al nuevo coronavirus ha superado las 200 mil en todo el mundo y al menos 2.9 millones de personas han sido infectadas, según un recuento de la Universidad Johns Hopkins.
Muchos creen que esas cifras subestiman el verdadero costo de la pandemia, debido a las pruebas limitadas, los problemas para contar a los muertos y acciones de algunos gobiernos para minimizar sus brotes.
Los diferentes países recorrían un terreno incierto, tratando de evitar un repunte del virus y de proporcionar alivio económico y psicológico para la gente recluida en casa. Millones de personas perdieron sus empleos, y en muchos lugares los trabajadores inmigrantes y los pobres se vieron especialmente afectados. De Berlín a Texas, se registraron protestas contra las restricciones.
AFP