México.- Ante la polémica que generó el Proyecto Guía de Triaje para la Asignación de Recursos de Medicina Crítica, la Iglesia católica destacó que en la emergencia por la pandemia de Covid-19 la decisión de qué paciente recibe la atención no puede ser considerada “como el único y automático criterio de elección, ya que si fuera así se podría caer en un comportamiento discriminatorio hacia los ancianos y los más frágiles”.
El Consejo de Salubridad General (CSG) publicó el fin de semana el proyecto de guía bioética en el que se planteó que ante un sistema de salud que se vea sobrepasado, la decisión debe considerar factores como edad, riesgos de comorbilidad e incluso, en caso de empate, el azar.
En un pronunciamiento, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) también pidió que se realicen pruebas de detección “no sólo en pacientes sintomáticos, sino también de manera constante en algunas personas que sin presentar síntomas, puedan eventualmente portar el virus. Omitir realizar el diagnóstico más profundo posible sobre la expansión de la epidemia no sólo es un error estratégico sino de orden moral”, expuso.
De igual manera, defendió el derecho de los profesionales de salud de contar con la protección requerida para realizar su riesgoso trabajo en las condiciones más seguras posibles. “Exigir al personal sanitario atender a personas contagiadas o con posible contagio sin dotarlas de todo el material necesario para su protección no es éticamente justificable”.
En el texto, retomó lo que sugiere la Academia Pontificia por la Vida, que reúne a científicos creyentes y no. Indicó que es previsible que en México sea preciso realizar procesos de selección de pacientes con la finalidad de asignar distintos tipos de atención. Pero, agregó, estos se deben realizar tomando en cuenta de manera simultánea: la urgencia del caso, el tipo de necesidad a atender y que los recursos asignados sean lo más beneficiosos posibles para el paciente.
Destacó que “es inadmisible” el abandono del enfermo o la negación del tratamiento médico correspondiente bien sea curativo o paliativo.
De igual manera, pidió evitar “toda acción que de manera explícita o encubierta pudiera ser de tipo eutanásico o conllevar ensañamiento terapéutico”.
En el texto, añade que las comisiones y comités de bioética, y los organismos responsables de la emisión de guías orientativas “para establecer los mejores cursos de acción clínica deben estar siempre integrados de manera realmente plural, con personal adecuadamente calificado, respondiendo a la dignidad inalienable de la persona humana y jamás colocando criterios superiores a este valor para la toma de decisiones biomédicas, para la selección del tipo de atención médica requerida, para privilegiar a un cierto tipo de seres humanos sobre otros”.
El pronunciamiento está firmado por José Jesús Herrera Quiñonez, responsable de la Dimensión Episcopal de Vida, y el presidente y secretario general de la CEM, Rogelio Cabrera López y Alfonso Miranda, respectivamente.
La Jornada / Jessica Xantomila