Carlos Arturo Baños Lemoine.
Conforme avanza su gobierno, López Obrador deja cada vez más expuesta su mediocridad administrativa.
Ahora, en medio de la peor crisis de salud de nuestra historia como país independiente, el gobierno de López Obrador busca afanosa y desesperadamente contratar a miles de médicos, porque los necesita con urgencia a objeto de atender la demanda actual y previsible de gente infectada por el COVID-19.
Si hay algo que ha caracterizado la gestión de López Obrador es el pésimo manejo de los servicios públicos de salud, comenzando por la mala gestión del personal médico y de enfermería.
Su primer gran error fue deshacerse de miles de médicos y de enfermeras al inicio de su gobierno. Con su banderita de la “austeridad republicana”, AMLO prescindió de muchos profesionales y técnicos de la salud, con la idea de “ahorrar recursos” en el sector salud a fin de poder engordar sus programas limosneros y clientelares.
Eso sí: no tocó al personal de base, para evitar problemas con los sindicatos. Pero la emprendió despiadada y brutalmente contra los trabajadores eventuales, temporales e interinos, así como contra el personal contratado tramposamente bajo el régimen de honorarios.
La tijera de la “austeridad republicana” se deshizo de mucho personal de la salud pública, lo que, entre otras cosas, ha supuesto la sobrecarga de trabajo para quienes han mantenido su plaza.
Por supuesto que López Obrador siempre alegó que era falso que estuviera echando a la gente, que sólo se trataba de “campañas negras de sus adversarios” y de acciones del “hampa del periodismo” con la intención de manchar su “santidad”.
Pero luego llegó la cruda realidad con sus aciagas consecuencias, mismas que se han acentuado con motivo de la pandemia del coronavirus.
Mucho antes de la llegada de la pandemia, en mayo de 2019, se intensificaron los cuestionamientos por la falta de personal de salud. El Presidente salía con sus vaciladas de siempre: todo ha sido culpa de la “era neoliberal”.
En julio de 2019, el Presidente tuvo que aceptar la realidad y dijo: “Hay 270 mil 600 médicos generales en el país y debemos tener, de acuerdo con la norma internacional, 393 mil 600 médicos, es decir, nos faltan 123 mil médicos en el país” (El Financiero, 13 de julio de 2019). Pero los problemas siguieron porque, tras su declaración, no se dieron las consecuentes contrataciones de personal.
En agosto de 2019, el Presidente lanzó una más de sus oligofrénicas ocurrencias: pedirles a los médicos ya jubilados que regresaran a trabajar para cubrir las vacantes.
Con todo y esto, López Obrador se resistió a contratar nuevo personal médico y de enfermería. Ya conocemos sus prioridades: Santa Lucía, Dos Bocas, Tren Maya y programas limosneros-clientelares. ¿Y la salud de los mexicanos? ¡A segundo plano!
Queriendo lucirse ante el evidente deterioro del sistema público de salud, López Obrador sepultó al Seguro Popular para crear el Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), que comenzó a funcionar el primero de enero de 2020, con un montón de problemas. Uno de éstos fue el problema de personal: de nuevo insuficiente y en el limbo jurídico.
AMLO seguía castigando al servicio público de salud, pero la realidad es cruel. Para su infortunio, el “adversario conservador y neoliberal” ahora le llegó desde fuera: la pandemia del coronavirus que, desde la China “comunista”, se ha expandido a todo el mundo.
Ya hemos dicho y demostrado, en este mismo espacio, que es falsa la supuesta preparación del gobierno de AMLO ante la pandemia. ¿Tres meses de preparación? ¿Dónde nos reímos? ¡Si ni siquiera pudieron adquirir con anticipación los insumos básicos!
Y, ahora, en plena Fase 2 con respecto al COVID-19, sale más a la luz pública la negligencia criminal del gobierno de la Cuarta Transtornación Mental.
Pregunta mega madreadora: si desde mayo de 2019, el gobierno de López Obrador tenía clara conciencia del déficit, por miles, de médicos y de enfermeras, ¿cómo carajos es posible que, en abril de 2020, ese déficit siga existiendo el perjuicio “del pueblo”?
A eso se le llama: negligencia, incompetencia, ineptitud, ineficiencia, ineficacia, irresponsabilidad, mediocridad…
Que quede claro: el déficit de personal en el sector salud ya existía, y el coronavirus sólo vino a exhibir ese déficit de forma más calamitosa.
La mancha allí está y será indeleble: el “trajecito de santo” de Andrés Manuel López Obrador ha quedado manchado, muy manchado…
¡Vaya Presidente irresponsable y mediocre! ¡Ya entendemos en qué consiste su súper “transformación de la vida pública”!
¡Y ahora a sufrir por la falta de médicos y de enfermeras! Y los que queden se la seguirán rifando por México con el miedo de ser infectados, bajo la amenaza de ser agredidos y, muchos de ellos, sin estabilidad en el empleo.
A inicios de abril de 2020, Alejandro Svarch, titular de la Coordinación Nacional Médica del INSABI, urgía a los médicos que respondieran a la convocatoria para incorporarse al servicio médico para atender la pandemia. Afirmó que hacían falta al menos 2,000 médicos.
El 04 de abril, el gobierno lanzó un plan para contratar 6,600 médicos y 12,300 enfermeras. López Obrador informó, el martes 07 de abril, que ya se habían contratado 3,000 médicos, de los cuales varios comenzaron a quejarse porque sus contratos son temporales, sólo para atender la emergencia sanitaria. ¿Y luego?
Resulta más que notoria la improvisación y la negligencia del gobierno de López Obrador en materia de salud, sobre todo en los tiempos de la emergencia sanitaria del COVID-19.
Puros palos de ciego con respecto a la política de salud por parte del gobierno que, en el colmo de su demagogia, nos prometió un sistema de salud como en Suecia o Canadá.
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