Sofía Salinas.
La Embajada de la República del Ecuador en México envió un mensaje a la comunidad internacional.
Aquí la misiva:
“Consciente de la gravedad de la pandemia, el Ecuador fue uno de los países pioneros de la región en adoptar medidas radicales para prevenir la expansión del virus.
El Gobierno declaró emergencia sanitaria, el mismo día en que la OMS definió al COVID-19 como pandemia (11 de marzo). Asimismo, se prohibieron eventos masivos y el ingreso -por tierra, aire o mar- de personas provenientes del exterior.
Para cuidar a la población, el presidente Lenín Moreno decretó el 16 de marzo del presente el Estado de Excepción y toque de queda. Desde ese día, el país se acoge a una cuarentena comunitaria y solo funcionan los servicios básicos y de Emergencia.
Pese a estas oportunas medidas, el contagio comunitario se produjo en el Ecuador, de manera particular en la ciudad de Guayaquil y en la provincia del Guayas (el 70,4% de casos del país está en el Guayas y el gobierno ha concentrado allí sus mayores esfuerzos).
Lo que sucede en Guayaquil, no es el reflejo de lo que acontece en el resto del Ecuador, aunque definitivamente somos un solo país y todo el Ecuador está con Guayaquil.
Como en casi todos los países del mundo, los primeros casos que registró el Ecuador, fueron importados. Durante los primeros meses del año la provincia se encontraba en pleno período de vacaciones, ante lo cual viajó al exterior y retornó al país un número considerable de habitantes de esa provincia y ciudad.
No se descarta, como en ninguna parte del mundo, un número considerable de casos asintomáticos que desarrollaban sus actividades normales. Esto, sumado a que en Guayas gran parte de la población vive de actividades económicas informales (sus ingresos son diarios), determinó que se produzca la situación que es de conocimiento público.
Esta gran cantidad de contagios dio también como resultado un número considerable de decesos en la ciudad de Guayaquil. Cabe mencionar que la inhumación de cadáveres jamás ha estado en manos del Estado. Estuvo en manos de la Iglesia desde el período colonial y en el siglo XIX , después de la Revolución Liberal, lo asumieron sociedades funerarias creadas para el efecto (muchas veces organizadas por sacerdotes, como Mariano Rodríguez en Quito) y la empresa privada.
Así se venía actuando, pero lo que sucedió es que desde hace dos semanas, debido a la crisis sanitaria, se produjo un cuello de botella por varias causas simultáneas: el aumento de muertes (de 40-60 a 100-120 diarias), el cierre de funerarias, por el miedo al coronavirus (de 150 que hay en Guayaquil estaban funcionando 50 o menos) y la especulación sobre el precio de los funerales y de los ataúdes; el toque de queda (que limitó la operación de las pocas que funcionaban), el requisito de cremación (en Guayaquil hay muy pocos hornos crematorios; al decir pocos significa que son contados con los dedos de una mano), y el protocolo que la OPS-OMS que pide para los casos de muerte en una epidemia (que implica, según lo habría dicho el ministro de Salud, ocho pasos), además del Certificado Único de Defunción otorgado por el Ministerio de Salud y que sirve para Registro Civil e INEC.
Frente a esto, la Fuerza de Tarea conjunta tomó a cargo el levantamiento y entierro de cadáveres.
El Gobierno descartó la idea de que se hiciera una fosa común, y ha obtenido terrenos para tumbas. Desde el 24 de marzo existe ya un protocolo simplificado de manejo de cadáveres, mediante un acuerdo interministerial, se conformó una fuerza de tarea especial con 6 equipos (con Criminalística de la Policía Nacional y apoyo de las Fuerzas Armadas), al mando de Jorge Wated (el gerente de BanEcuador), lo que ha llevado a que se empiecen a disminuir los retrasos en el retiro de los cadáveres de los domicilios particulares. Así que, sí hay una respuesta del Gobierno.
Todavía no es suficiente. Hubo errores, caos inclusive, por la velocidad de la expansión del número de muertes (el mismo vicepresidente de la República Otto Sonnenholzner lo ha reconocido públicamente) y tal vez la respuesta se retrasó unos días, pero el levantamiento de cadáveres por el Grupo de Apoyo empezó hace más de una semana y continúa imparable.
Actualmente se está coordinando ya entre el Ministerio de Salud, el IESS y el Registro Civil para que los familiares hagan el trámite en línea. Se ha publicado la dirección electrónica que permitirá saber con solo el ingreso del número de cédula y el nombre dónde está enterrado un familiar, para que los deudos sepan y puedan visitar la tumba de sus seres queridos, después, porque, como es lógico, hoy están prohibidas las visitas a los cementerios. Para notificar de un fallecimiento, hoy se lo puede hacer vía whatsapp o a través del 911.
La EMBAJADA DE LA REPÚBLICA DEL ECUADOR condena el amarillismo con el que, a ciertos niveles, incluidas las redes sociales, se ha abordado el tema de los cadáveres insepultos en Guayaquil. Aunque la situación ha sido trágica, muchos de los reportajes periodísticos se basaron en las publicaciones de redes sociales y del amarillismo, se pasó al extremo de publicar fake news creadas y difundidas masivamente por grupos movidos por intencionalidades políticas claras, grupos empeñados en generar más caos y desesperación entre la población, para obtener, de este modo, supuestos beneficios políticos en medio de esta tragedia mundial”, manifestó.
@Sofiasi2010