México .- Cuando una persona toma paracetamol para aliviar los síntomas de la famosa “cruda” o resaca, o combina cualquier tipo de bebida y éste fármaco, podría causar una serie de complicaciones para el hígado, de acuerdo con estudios.
El hígado es el responsable de procesar, descomponer y equilibrar la sangre que sale del estómago y de los intestinos, pues regula la mayor parte de los niveles químicos de la sangre y excreta un producto llamado bilis, que ayuda a descomponer las grasas y las prepara para su posterior digestión y absorción.
También metaboliza los medicamentos presentes en la sangre para que sean más fáciles de utilizar por el cuerpo, de acuerdo con el Hospital Pediátrico de Stanford, Estados Unidos.
Entre sus principales funciones se encuentran la producción de bilis, producción de colesterol y proteínas especiales, depuración de fármacos y otras sustancias nocivas de la sangre, regulación de la coagulación sanguínea, entre otras.
El paracetamol es un analgésico y antipirético eficaz para el control del dolor leve o moderado, sin embargo, cuando se ingiere con dosis de alcohol en sangre, las afectaciones al organismo son considerables.
Algunos de los problemas que se generan en el organismo a raíz de esta combinación son: problemas gastrointestinales, lesión a nivel de la mucosa digestiva, efectos renales y efectos cardiovasculares adversos.
Además, el abuso de este analgésico puede desencadenar una hepatotoxicidad o enfermedad hepática tóxica, que de acuerdo con un estudio del Acute Liver Failure Study Group (Alfsg), esta afectación es la causa más frecuente de fallo hepático agudo, superando incluso a las producidas por los virus de hepatitis A y B1 en Estados Unidos.
Esto sucede porque tanto el alcohol como el paracetamol se metabolizan por vía hepática y el organismo no puede metabolizar de manera correcta estas dos sustancias al mismo tiempo, por lo que el metabolismo se puede acelerar mientras que el del otro se retarda.
Es decir, cuando una persona consume paracetamol, las enzimas del hígado descomponen la mayor parte del medicamento, pero si el cuerpo recibe más dosis de la recomendada, el hígado no puede descomponerlas y si a esto se suma el alcohol, el riesgo de daño hepático se incrementa.
Algunos síntomas que indican que el alcohol y el paracetamol no se están metabolizando de manera correcta en el organismo son: dolor de estómago, úlceras, aceleración del ritmo cardíaco (taquicardia), entre otros, de acuerdo con el National Health Service, de Reino Unido.