AMLO se devalúa vs. COVID-19

Ah- Muán Iruegas.

El anticlímax fue el tono del informe del domingo pasado, donde López Obrador trazó el rumbo del país ante la crisis económica derivada del virus COVID-19. Muchos pensaron que el señor presidente entraría en razón. Se equivocaron. AMLO no cambió de rumbo, ante la tormenta que viene.

AMLO se devalúa porque no le importó la devaluación del peso que van a provocar sus decisiones. Es difícil saber hasta dónde llegará nuestra moneda, pero no es imposible que el anuncio del conocido como “Mesías Tropical” -según el jocoso apelativo de Enrique Krauze- logre que la estampida contra el peso se comience a incubar.

Hasta ahora, no ha habido tal estampida. Pero a pesar de ello, nuestra moneda pasó de 18.50 hace unas semanas, a 25.22 al abrir los mercados asiáticos el domingo por la tarde (tiempo de México). Y es perfectamente posible que la moneda mexicana pierda nuevamente frente al dólar, a causa del programa obradorista frente al virus.

No sabemos aún cuál es el plan energético que anunciará el secretario de Hacienda en próximos días. Pero si el señor presidente ya dijo que los proyectos de Dos Bocas y la remozada a las refinerías existentes continuará, es seguro que las inversiones que se anuncien por parte de la SHCP incluirán ambas obras.

Como la producción de gasolina no es considerado buen negocio por los inversores, por sus bajos márgenes de ganancia, es muy posible que: por un lado, baje aún más la calificación de deuda de Pemex. Por otro, que bajen los precios de los valores o acciones de Pemex e incluso de la deuda soberana mexicana y por consecuencia, se inicie una estampida de capitales desde México hacia el extranjero. Pues con el plan presidencial para Pemex, es muy difícil que esta empresa, la petrolera más endeudada del mundo, logra pagar sus créditos.

Privó la política sobre la economía, en un momento en que se requería adaptar la economía a la crisis sanitaria. Nada de eso ocurrió.

No se trata de abogar por Carlos Slim y compañía. Está muy bien ayudar a los más necesitados, como los pescadores y otros que recibirán pequeños apoyos gubernamentales. Pero ¿y quiénes trabajan en Sanborns o Telmex no son mexicanos? Y los demás quienes trabajan en grandes empresas ¿no cuentan?

Incluso los organismos empresariales hicieron varios llamados la pasada semana, en un último intento por llegar a un acuerdo con el obradorismo. Fue inútil. El señor presidente “ni los vió ni los oyó”.

Tampoco escuchó a Cuauhtémoc Cárdenas, quien al frente de una veintena de personalidades hizo también la semana pasada, otra petición de una especie de pacto o frente nacional. Olvidaron que el señor presidente sólo tiene oídos para sus feligreses.

Es la incapacidad para trabajar en equipo, lo que impide que nuestro presidente tome adecuadas decisiones. Espero que su plan económico-sanitario no cause una estampida de capitales. Pero creo que, como el buen priista que fue, AMLO va a causar otra crisis económica al estilo de PRI en 1982 y 1995, por dar sólo unos ejemplos.

Lo que México requiere es un enfoque integral, que no deje fuera a ninguno. Pero el señor presidente insiste en que para ayudar a algunos, hay que dejar fuera a otros.

No se anunciaron medidas de estímulo fiscal, pues eso obligaría al gobierno a endeudarse y AMLO no quiere deudas. Lo cual no estaría tan mal, si no fuera porque gracias a esa decisión, van a morir más mexicanos a causa del virus –por falta de equipos y materiales de curación.

México nació endeudado, a inicios del siglo XIX. Y parece que hacia allá apunta nuestro destino. Pues aunque la señora Irma Eréndira Sandoval dijo la semana pasada que el “decomiso” de los fideicomisos que se van a liquidar, son una gran idea, la verdad es que esa operación también puede ser considerada una forma de deuda. No obstante, AMLO insiste en que no se va a endeudar.

En cuanto al contexto internacional, la volatilidad cambiaría es enorme. Hasta la libra esterlina cayó ante la noticia de que el Primer Ministro británico, fue ingresado al hospital por presentar el coronavirus. Y el mismísimo yen japonés cayó ante el dólar, por las revelaciones de que Japón subirá al estado de emergencia por el virus, a pesar que se había sostenido que el país asiático ya había controlado la pandemia. No parece ser cierto lo anterior.

Se supone que lo más seguro en estos momentos son las monedas duras como el dólar, el yen japonés y el franco suizo, o metales preciosos. Y la baja generalizada de las monedas de los países emergentes, puede ser aún mayor en México, pues a los problemas sanitarios, aunados a la baja del precio del petróleo, se añade un programa económico que no tiene casi nada que pueda ayudar a nuestro peso. Al contrario, la salida de capitales continuará y es casi seguro que pronto alcance los 27 pesos por dólar.

AMLO se devalúa como líder, al no mostrar capacidad de adaptación a los cambios. Se devalúa la 4T y se devalúa, no sabemos hasta dónde, el peso mexicano.

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