México.- Mientras la actividad en el espacio público de la Ciudad de México ha bajado por la suspensión de clases y por una disminución del trabajo de las oficinas debido a la actual contingencia sanitaria, los comerciantes ambulantes siguen saliendo a intentar vender en calles escasamente transitadas.
A más de un mes de que el primer caso de COVID-19 se detectó en México a finales de febrero y luego de las medidas de distanciamiento social establecidas para prevenir contagios, vendedores informales advierten que la situación los ha afectado significativamente.
Diana Sánchez Barrios, líder de comerciantes en vía pública, señala que la caída en las ventas oscila entre un 80% y un 90%.
“La gente está desesperada, les pido que tomen las medidas de precaución, que traigan su gel y cubrebocas. Sin embargo, está el tema económico en el que la gente ya no está saliendo a las calles, que no hay dinero y ya se siente la crisis”, dice en entrevista.
“La gente tiene necesidad, muere por el coronavirus o se muere de hambre, son decisiones muy fuertes”, señala.
Sánchez Barrios, cuya organización, ProDiana, AC, agrupa a 3,000 comerciantes, ha pedido a la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, que se incluya a este grupo en los programas de créditos, despensas u otros apoyos gubernamentales, aunque hasta ahora la administración capitalina no ha anunciado medidas en ese sentido.
“Les da la oportunidad nada más a microempresarios de un crédito, de igual forma queremos tener ese trato igualitario”, dice Sánchez Barrios.
En la Ciudad de México, la Secretaría de Gobierno tiene registrados a alrededor de 100,000 vendedores ambulantes.
Hasta ahora, su operación queda fuera de la regulación local, una situación que el Congreso capitalino busca remediar con una ley para trabajadores no asalariados, aunque el proceso de aprobación de dicha norma está en pausa en el Legislativo justamente debido a la contingencia sanitaria.
Ángel González Domínguez, director general de la Agencia de Protección Sanitaria de la Secretaría de Salud de la CDMX, dice que por ahora el factor que está poniendo límites a este sector es la baja demanda que hay en las calles.
“Lamentablemente, por la naturaleza de su actividad, no se le puede suspender, pero la propia disminución de la demanda de sus productos los va a ir restringiendo: si no hay gente en la calle, no hay venta; si no hay venta, no hay concentraciones de personas”, dice en entrevista.
La menor cantidad de personas en las calles de la CDMX ha sido consecuencia del llamado de autoridades federales y locales a que la gente procure permanecer en casa para evitar contraer COVID-19.
A ese llamado se han sumado otras medidas específicas, como la orden de que cierren bares, antros, gimnasios y centros comerciales, o el exhorto a no hacer fiestas y a que las reuniones públicas o privadas no tengan más de 25 personas.
Se prevé que esta contingencia se extienda al menos un mes, hasta el 30 de abril, un periodo en el que los vendedores ambulantes serán otro de los sectores afectados por el coronavirus.
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