Jorge Miguel Ramírez Pérez.
Si, y feo, porque para la masa y para algunos o muchos, dizque educados; lo que pasa en México, tiene mil explicaciones menos la explicación sustantiva: la inmoralidad elevada a regla suprema de conducta social, sobre cualquier cosa. No solamente numerosos tipos están empeñados en hacer las cosas malas como si fueran buenas, sino que también son hasta más, los que se complacen con los que las hacen.
Y tienen que venir el vecino y los de afuera a vernos como bichos raros asquerosos, para que algunos, medio les caiga el veinte de que algo está mal, aunque como dije, siempre hay recursos del listillo, de la astucia vulgar para no encarar el drama, porque es una tragedia que no tiene para cuando quede en epílogo. Los complejos de inferioridad compartidos y retorcidos se sobreponen a la realidad.
Tal parece que siempre va a existir una salida, aunque ésta sea al infierno… todo, pero nunca reconocer las equivocaciones, porque los que se creen dioses no se equivocan y más, si el pueblo bueno te ama y te adora, porque como no tienen a Dios, cualquier escapulario, o cualquier estampita de dos pesos es buena para creer que es su dios, y le imploran a un pedazo de cartón corriente; hasta a un merolico le besan los pies… todos, porque hasta los dizque críticos lo invitan a que recapacite, háganme el favor; y como Zuckerman, por ejemplo; que se rasgan las vestiduras porque Obrador no recibió a Sicilia y sí fue a saludar a la madre del delincuente más despiadado de la historia de México, claro que se tenía que reunir esa gente, con el más mentiroso de la historia de México.
¿Y cómo se le llama a esa inmensa necedad?
Imagínese si se resolvieran las cosas porque te reciban…. y esos son los intelectuales de la crítica light, los que ocupan con mucha ceremonia argumentar la etiqueta, no punzar en la criminal irresponsabilidad.
Porque Sicilia para comenzar es vago, y no fue él la persona directamente victimada, ése es solamente un acompañante inocuo, inflado porque no representa a nada, ni a nadie; lo que sí se debió subrayar es que ese crimen, que denigra a la humanidad entera; masacrando niños y mujeres indefensas, llámense como se llamen, sean parientes de quien sean; sigue manchando la bandera mexicana, con esa sangre que clama sea vengada, y no hay un fregado varón, que se plante a decirle a la cara a los que cobran, por mentir que defienden a la gente, que son unos cobardes tranzados con los criminales, que traicionan a la patria, con sus salidas de zorras listillas; y muchas mujeres, que se indignaron por los crímenes, ninguna, en la marcha; fueron capaces de sacar a la luz la infamia que todos callan…. huele ese pueblo a podrido.
Y la furia por el desprecio de gente evidentemente vulnerada, no vulnerable, ya vulnerada, en el peor escenario, sería algo de buen nombre, que debería al menos hacer el que ostenta y presume, pero no ejerce la presidencia; ése, sigue en campaña, a ver si cuando termine la campaña en cinco años, entonces ya como presidente otra vez; el pueblo bueno se haya corregido solo.
Y para burlarse en la cara de todos los que creemos en verdad, que existe el bien y el mal; el poseído se deja jalonear por los subalternos de los criminales, ¿me vas a escuchar o no?, es el lenguaje de las señales a otro de inferior jerarquía en la escala del crimen; es el trato que se da a un pedigüeño permanente, a uno de la nómina, de los que piden y piden y poco dan; poco cumplen, porque les acaba de congelar 18 cuentas a los amos de la zona que visitó; y para que vea, les mandamos las fotos a todos, para que sepan con quienes se alinean los que están abajo.
Solo pocas horas antes se había negado a declarar la emergencia, hizo berrinche, y fungió Ebrard como vicepresidente, y como no hay secretario de Gobernación, el vocero de moda, López Gatell, se volvió en sustituto de la que cobra en Bucareli, y se aventó con una doctrina del estado de excepción. Para Ripley.
Y el pueblo bueno, se queda callado esperando algo más que el chistorete, o la ocurrencia, algo que no sea solo, echarles a los conservadores… pero el discurso algo cambió, porque ya sintió algo en donde hasta los locos sienten. Más miedo del que habitualmente tiene, el que lo pone nervioso: y pidió unidad, el que se ha encargado de aniquilarla; la unidad se perdió desde que él lo decidió, seguir unido a los que lo sostienen los de arriba de él, o a los ciudadanos, prefirió a los primeros y al pueblo podrido…