México.- La pandemia de COVID-19 ha llevado a la investigación clínica a sus límites, pues los ensayos con fármacos para combatirla no son suficientes y su rápida evolución hace que los protocolos de atención se modifiquen constantemente, afirmó Patricia Clark, coordinadora de la Unidad de Epidemiología Clínica, del Programa de Maestrías y Doctorados en Ciencias Médicas de la UNAM, en el Hospital Infantil de México Federico Gómez.
La rapidez de esta emergencia nos rebasa, genera incertidumbre porque cobra más vidas cada día, y nos fuerza a considerar fuentes de evidencia que antes no tomábamos en cuenta, además empuja a pensar cómo podemos hacer las cosas de manera diferente, señaló la también integrante de la Junta de Gobierno de la Universidad Nacional.
Durante su participación en “El Aleph. Festival de Arte y Ciencia. Las Posibilidades de la Vida: COVID-19 y sus Efectos”, explicó que han aparecido nuevas manifestaciones clínicas, que no eran evidentes al inicio de la pandemia, por lo que los protocolos de atención se modifican constantemente: lo que hubiera funcionado hace dos o tres meses, puede no ser válido hoy, así el ensayo clínico realizado en enero o febrero puede no ser aplicable o comparable con los que se llevan a cabo actualmente.
“Los médicos no podemos dejar de tratar a los pacientes, y para ello requerimos de un mínimo de evidencia empírica, pero el SARS-CoV-2 es nuevo y hay poca evidencia, y su nivel de contagio es alto, evoluciona con rapidez; en consecuencia, nos hemos visto forzados a implementar ensayos clínicos al mismo tiempo que aprendemos cómo es la enfermedad”, detalló la reumatóloga y epidemióloga clínica.
La universitaria enfatizó que ante la emergencia y debido a las circunstancias, la gente no debe confiar en el uso de remedios mágicos, como la ozonoterapia o las gotas de plata.
Concluyó que hasta el momento no se ha probado que la ozonoterapia sirva para tratar alguna enfermedad, mientras que las gotas de plata provocan argiria, una enfermedad producida por la exposición prolongada a la plata que, entre otras consecuencias, da una coloración blanquizca o azulada a la piel y los ojos.
El Arsenal / Con información de la UNAM