México .- El trasplante de células madre consiste en su extracción de una persona sana para inyectarse en otra que sufra de algún un trastorno sanguíneo grave, de acuerdo con especialistas del Rush University Medical Center, en Estados Unidos.
Puede ser utilizado para personas con trastornos hemáticos como leucemia, algunos tipos de linfoma incluida la enfermedad de Hodgkin, anemia aplásica, talasemia, enfermedad de células falciformes y algunos trastornos metabólicos o inmunodeficiencias congénitas como la enfermedad granulomatosa crónica.
Martin Hertl, médico de Rush University, explica que también se pueden trasplantar a personas que han recibido dosis altas de quimioterapia o radioterapia para tratar ciertos tipos de cáncer como el mieloma múltiple o el neuroblastoma que es un tipo de cáncer frecuente en la infancia y se origina en el tejido nervioso.
Además, un porcentaje situado aproximadamente entre el 30 y el 40 por ciento de las personas que padecían linfoma y entre el 20 y el 50 por ciento de las que padecían leucemia se mantienen sin cáncer después de los tratamientos, incluido un trasplante de células madre ya que este procedimiento es capaz de prolongar la vida de los pacientes.
Es por eso que la comunidad médica las considera indiferenciadas, es decir, que tienen el potencial de convertirse en uno de los 200 tipos de células del organismo, incluidas las células sanguíneas, nerviosas, musculares, cardíacas, glandulares y cutáneas.
La forma de obtención puede ser a través de la sangre del cordón umbilical de un bebé después de su nacimiento (donado por la madre), de la médula ósea o del torrente sanguíneo de algún donante. Sin embargo, las que son obtenidas del cordón umbilical solo se utilizan con niños porque no suelen ser suficientes para su administración en adultos.
El especialista asegura que, la mejor fuente es la sangre de la médula ósea ya que el procedimiento de obtención es menos invasivo y el número de células sanguíneas vuelve a la normalidad con más rapidez.
Por último, Hertl explica que después del trasplante, se administran medicamentos para prevenir complicaciones. Los pacientes que reciben este tratamiento suelen permanecer uno o dos meses en el hospital y cuando son dados de alta deben acudir a visitas de control programadas cada cierto tiempo, ya que el periodo de recuperación es de aproximadamente un año.