Rubén Cortés.
Ante las elecciones presidenciales del tres de noviembre en Estados Unidos, está claro para quién hace campaña México, con la sincronía de la 4T y de Trump en el cuestionamiento a la administración del demócrata Barak Obama (2008-16).
Ayer, bastó un escueto tuit de Trump con el vocablo “Obamagate” para que centenares de cuentas mexicanas (de uno o dos seguidores) lo colocaran como primera tendencia, con imágenes de… Felipe Calderón, el coco de la 4T.
Una rapidísima eficacia tuitera mexicana, en concordancia con el aviso del presidente de revivir públicamente el expediente de “Rápido y furioso”, que involucra de manera negativa al rival de Trump en noviembre, y al coco de la 4T.
“Rápido y furioso” supuso, como parte de la colaboración en seguridad entre los gobiernos de Calderón y Obama, la introducción aquí de balas y rifles, previamente marcados, para que llegasen al crimen organizado, y encontrar pistas precisas de éstos.
Se sabe que, en inglés, el sufijo “gate” se usa en referencia a escándalos políticos famosos. El jefe del ejército de ese sector de tuiteros mexicanos, debió de atisbar que Obama podría estar envuelto en algún asunto turbio.
Calderón es el principal adversario confeso del presidente de México, y Obama el de Trump, pero la reapertura mediática de “Rápido y Furioso”, a petición de la 4T, es un disparo a la línea de flotación del próximo rival de Trump, Joe Biden.
Biden era el vicepresidente de Obama, durante la operación “Rápido y Furioso”, por la cual el actual gobierno mexicano ordenó enviar una nota diplomática a Trump para que éste investigue al gobierno del que era segundo al mando… su rival en noviembre.
Así que la decisión de la 4T de revivir públicamente el caso “Rápido y Furioso” es un balón primorosamente colocado en los pies de Trump, a pedido de quien la 4T se convirtió en el policía migratorio de los centroamericanos que entraban por Chiapas.
Pero para México ayudar a Trump es, procazmente, un asunto de lana, debido a la destrucción deliberada de la mayor parte de la planta productiva nacional (“si tienen que quebrar que quiebren”, dice el presidente) y el freno puesto a las inversiones extranjeras.
Ya, la única salida que tiene es el comercio con Trump (en 2019 fue de 614 mil 500 millones de dólares). Hay que especificar que es con Trump, porque otro mandatario estadounidense fijaría el comercio a reclamos de respeto a la democracia, que Trump no hace a la 4T.
Quiere decir que el desastre económico ejecutado por un gobierno mexicano presuntamente nacionalista, lo ha llevado a ser, sin embargo, el más maleable con el gobierno estadounidense más antimexicano de la historia.
Al extremo de hacerle campaña a favor.