Carlos Arturo Baños Lemoine.
Para Cristina, mi “jefecita”, que a sus ochenta
años sigue bebiendo tequila como Chavela Vargas
Era de esperarse: se agranda el desencuentro entre López Obrador y las feministas, hasta convertirse en un choque de fanatismos. No podía ser de otra manera.
Hay que recordar que, en la víspera de la marcha de mujeres (domingo 08 marzo) y del paro de mujeres (lunes 09 de marzo), López Obrador sostuvo que detrás de estas acciones, y demás similares, estaban las manos del conservadurismo desestabilizador y golpista: “(…) de repente los conservadores se disfrazan de feministas. Muy raro porque vieron que era la posibilidad de atacarnos”.
Las feministas se mostraron indignadas, al principio, pero finalmente antepusieron sus intereses individuales a la “gran causa de las mujeres”, obvio es. Manda la cartera, ante todo…
Las feministas allegadas a MORENA se quedaron calladitas, porque calladitas se ven más bonitas y porque calladitas sí cobran sus quincenitas: vaya, a cambio de unos billetes se sometieron al “machismo patriarcal heteronormativo” del evangélico López Obrador; así como hacen miles de mujeres que soportan los malos tratos de sus “machos” con tal de seguir siendo unas “mantenidas”. Las dos o tres feministas morenescas que sí levantaron la voz, ya están marginadas y seguro se quedarán sin “hueso”.
Por otro lado, las feministas que viven fuera del presupuesto guinda arreciaron sus críticas contra el Caudillo Beisbolero de Palacio Nacional. ¿Será que ese gallo (o gallina) quiere maíz, don Porfirio? Ya sabemos que, tras su llegada al poder, el gobierno de López Obrador les cortó el agua a muchas ONGs feministas, de ésas que se la pasan viviendo de forma parasitaria colgadas del erario público o del dinero de las asociaciones filantrópicas del “patriarcado capitalista”.
¡Muy “empoderadas”, claro, ya saben ustedes, pero muy dependientes del dinero de otros, porque no resultan autofinanciables!
Ya saben son las típicas ONGs que viven de vender, a precio de oro y asociadas a veces con “la academia” (jajaja), sus lotes de joyería de fantasía ideológica: cursos de lo que sea “con perspectiva de género”, diplomados de lo que sea “con perspectiva de género”, talleres de lo que sea “con perspectiva de género”, posgrados de lo que sea “con perspectiva de género”, publicaciones de lo que sea “con perspectiva de género”, seminarios de lo que sea “con perspectiva de género”, foros de lo que sea “con perspectiva de género”, conversatorios de lo que sea “con perspectiva de género”… ¡pura saliva!
Poco a poco las cosas se fueron tranquilizando hasta que llegó la pandemia del COVID-19, el bicho ése que nos está presionando a mantenernos en casa dizque para seguir vivos.
Obvio, y como era de esperarse, las feministas vieron una oportunidad de oro para volver a la carga: les cayó “como anillo al dedo”.
Ya saben, se trata del feminismo de siempre: hay que buscar “víctimas” por donde sea para poder vender sus productos “sanadores”. Como los sacerdotes de la Edad Media: buscar demonios para después vender el amuleto o el exorcismo.
¡Ah, las mujeres mexicanas quedaron encerradas en esas “cárceles patriarcales” llamadas “hogares”, en donde son “violentadas” todo el tiempo por sus “carceleros machistas” llamados maridos o concubinos!
Y ante el aumento de los “llamados de auxilio”, el gobierno de López Obrador hace caso omiso y hasta niega la realidad; realidad que sí han llegado a reconocer sus propias subordinadas, como Olga Sánchez Cordero, Claudia Sheinbaum y Rosario Piedra Ibarra.
Ante un cuestionamiento al respecto, en la mañanera del miércoles 06 de mayo, López Obrador dijo: “Bueno, en el caso de la violencia en general y la violencia contra las mujeres, no hemos nosotros advertido un incremento, desde luego la forma que tenemos de medirlo son las denuncias que se presentan, puede haber cifra negra, pero en las denuncias no ha habido un incremento”, sostuvo. Y hasta dijo tener la “conciencia tranquila”. ¡Sopas! ¿Se imaginan a Felipe Calderón o a Enrique Peña Nieto diciendo eso?
Bueno, pues lo dijo López Obrador y todo en santísima paz…
Curioso, ya son muchas las ocasiones en las que López Obrador minimiza la “violencia hacia las mujeres”… ¿y han visto ustedes las respuestas airadas, sistemáticas, constantes y abiertas por parte de las feministas?
¿Por qué no vemos a las feministas, especialmente a las de la Cuarta “Transtornación” Mental, condenando la “misoginia” y el “machismo” de López Obrador, su jefecito político? ¿Por qué no han pedido su renuncia?
¡Tantas mujeres que hay en el gabinete presidencial y en las filas de MORENA y de la 4T, muchas de ellas “feministas”! Pero todas (casi todas)… ¡calladitas, calladitas, calladitas!
Y recuerden por qué es así: porque calladitas se ven más bonitas y porque calladitas seguro cobran sus quincenitas. “¡El patriarcado se va a caer, se va a caer, se va a caer!”… pero, por favor, que se caiga después de la quincena, please.
Así es, mis amigos, el peso de la realpolitik.
Sí, ajá, ya estamos notando el cambio que nos prometió la Cuarta “Transtornación” Mental, con el Nerón de Macuspana a la cabeza.
Y, ya que estamos en el tema, ¿qué esperan las feministas que haga el gobierno ante la “violencia doméstica”?
Como la cabeza de millones de mexicanos está moldeada por la cultura política del autoritarismo estatista de antaño, a la que también se le llama “paternalismo” (el Ogro Filantrópico de Paz o el Papá Gobierno de Rius), no nos extraña que hasta las “feministas radicales” crean (equivocadamente, por supuesto) que al gobierno le corresponde meterse a tiempo completo en la vida privada de las personas, para arreglar las vidas jodidas de millones de mexicanas y mexicanos.
Como las totalitarias que son, las feministas creen que el gobierno deben ser un Big Brother orwelliano, que se la pase observando y controlando todo el tiempo la conducta de los ciudadanos, especialmente de los varones.
Esta clase de vericuetos nos recuerda que la forma en la que vemos los “problemas públicos” depende mucho de nuestra forma de concebir la política, el gobierno y el Estado.
Queda claro que las feministas mexicanas son altamente intervencionistas, son altamente estatistas, por eso les lastima mucho el LIBERALISMO.
Para cada problema que afecta a las mujeres, las feministas quieren montar oficinas y programas para malgastar el dinero público. Y no, no resolverán así los problemas que afectan a las mujeres. A lo sumo resolverán los problemas económicos que las afectan a ellas mismas, como feministas, ya sea como empleadas públicas, como contratistas del gobierno o como beneficiarias de la filantropía capitalista. ¡Pura farsa!
Está más que demostrado que los millones de pesos (o dólares) que reciben las “oficinas para las mujeres”… ¡sirven para un carajo!
Allí están las estadísticas oficiales.
Y que quede clarísimo, se moleste quien se moleste: lo único que puede hacer el gobierno (cualquier gobierno) con su apretado presupuesto y con su estorbosa burocracia, es aplicar medidas paliativas y temporales para beneficio efímero de unas cuantas mujeres.
Mirando el problema de la “violencia doméstica”, reducido tramposamente por las feministas a la “violencia de varones hacia mujeres” (como si las madres no golpearan a sus hijos, por ejemplo), hay que decir que ningún gobierno podrá arreglar realmente el problema de fondo y de origen que se repite en muchas parejas de todo el país: ¡elegir mal a la pareja!
Allí comienza en problema, así de simple.
Elegir pareja es un asunto muy delicado: se trata de elegir a un “socio de vida”. Estamos hablando de la persona con la que se compartirá cama, casa y crianza. Y lo que vemos cotidianamente en países como México… ¡es que la gente suele elegir parejas a lo puro pendejo!
Parece que alguien les dijera: elige a la gente más lacra y podrida que encuentres y júntate con ella, y tengan muchos hijitos…
Sólo volteen a su alrededor, mis apreciables lectores: sé que me darán la razón.
Y cuando las cosas salen mal (que pasa muy seguido), las personas afectadas miran suplicantes al gobierno inepto y le exigen ayuda.
En México, seguimos sin entender que los errores traen consecuencias y que todos debemos responsabilizarnos de nuestros actos. Lo he dicho antes: se comete un error de origen, lo demás es pura consecuencia.
Ningún gobierno, que quede claro, ningún gobierno, podrá arreglar las vidas jodidas de los ciudadanos, aunque así lo prometa en campaña y así lo crean las mentes oblicuas.
Quien elige mal a su “socio de vida” debe separarse de él y pagar el costo de su mala decisión. Es obvio que habrá momentos de tensión, de inseguridad y de inestabilidad, sobre todo si se eligió a una persona lacra como socio. El gobierno debe, a lo sumo, garantizar el correcto funcionamiento de las instituciones públicas de justicia para sancionar a los “ex socios” que quebrantan la ley.
Más no se puede hacer, así de simple. El gobierno no fue diseñado para remediar vidas jodidas, aunque mucha gente así lo crea.
Ningún gobierno tendrá jamás la capacidad de poner un policía o un psicólogo detrás de cada persona. De aquí la importancia del artículo 10 constitucional.
Si México se dejara influir más por el LIBERALISMO, menos tendríamos que soportar a ciudadanos pedigüeños y a gobernantes tan metiches como ineptos.
Y lo más importante: si fuéramos más sensatos e inteligentes a la hora de elegir pareja, no tendríamos que soportar el despilfarro de recursos públicos por parte de las oficinas gubernamentales y de las ONGs feministas que se sienten “redentoras” de las “mujeres maltratadas”.
Dicho sea de paso, no es obligatorio vivir en pareja ni formar una familia. Comencemos por esto.
Y recuérdenlo, mis apreciables lectores: se comete un error, todo lo demás es consecuencia.
Y, para mis amigas mujeres, va esto: si la violencia que padecen viene del “macho” que ustedes mismas eligieron, ¿qué les hace pensar que un pinche burócrata podrá ayudarles a resolver su problema?
Esfuércense por tomar buenas decisiones, para que no acaben formando parte del Club Feminista “Paquita la del Barrio”.
Sin duda, México necesita más LIBERALISMO…
Facebook: Carlos Arturo Baños Lemoine
Twitter: @BanosLemoine
YouTube: Carlos Arturo Baños Lemoine
https://banoslemoine.wordpress.com/
Este artículo de análisis, crítica y opinión es de autoría exclusiva de Carlos Arturo Baños Lemoine. Se escribe y publica al amparo de los artículos 6º y 7º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Cualquier inconformidad canalícese a través de las autoridades jurisdiccionales correspondientes.