Raúl Flores Martínez.
Las estrategias del crimen organizado en ocasiones, son pensadas y calculadas para poner en jaque a las autoridades en los diversos operativos que se realizan en el país.
Con la detención de la madre de José Antonio Yépez, alias “El Marro”, presunta operadora del Cártel de Santa Rosa de Lima (CSRL), se vislumbra una oleada de alto impacto en Guanajuato, Querétaro, Zacatecas y San Luis Potosí, donde la organización criminal ha detectado instalaciones estratégicas que pueden atacar.
Debemos recordar que el CSRL es muy asiduo a utilizar explosivos para algunas actividades, ejemplo, la refinería de Salamanca a finales de enero de 2019, recientemente un auto-bomba en Celaya y ayer en Villagrán.
De acuerdo con las áreas de inteligencia del gobierno Federal, “El Marro”, utilizará a su base social para iniciar ataques contra instalaciones militares y policiacas en las próximas horas, en venganza por la detención de parte de su familia.
Este domingo, a través de dos videos, José Antonio Yépez amenazó con represalias en contra del gobierno federal, incluso afirmó buscar alianza con el Cártel del Pacífico para iniciar su cruzada contra las autoridades.
¿Porqué con el Cártel del Pacífico?
Sencillo, la capacidad de sicariato y armamento, además de ser enemigos naturales en el trasiego de droga y sus distintos delitos. Será cuestión de horas o días para que haya una afirmación de los enlaces de los “Chapitos” o el “Mayo” Zambada para esa alianza que no se ve descabellada.
Por lo mientras, las corporaciones municipales y estatales, están en alerta roja dentro de Guanajuato, donde se pueden desencadenar los enfrentamientos o ataques a instalaciones policiales o estratégicas.
Las investigaciones realizadas contra la madre de “El Marro”, se derivaron de una llamada telefónica interceptada que se hacía llamar “Lucha”, que no era más que la madre del líder del CSDL.
Guanajuato es uno de los centros industriales más importantes de México, donde se concentran plantas de grandes fabricantes multinacionales de automóviles, aviones y otras manufacturas pesadas.
Estas actividades, así como la presencia de importante infraestructura energética, atraen a organizaciones criminales como el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Cártel de Santa Rosa de Lima que, además del narcotráfico, se dedican a actividades como la extorsión, el secuestro y el robo de combustible.