Rubén Cortés.
La bendición de Palacio Nacional salva el pellejo a Murat: mientras a Alfaro le mandaron las hordas a incendiarle Guadalajara, por una persona asesinada; Oaxaca es intocable, pese a que la policía mató a un adolescente y puso a dos jóvenes para que los lincharan.
Hasta la FIFA, en Suiza; los periódicos El Mundo, en España; The Guardian, en Reino Unido… retomaron el caso del crimen de Alexander Gómez, de 16 años, en el municipio oaxaqueño Acatlán de Pérez, a manos del agente Comandante Chita.
Sin embargo, el gobernador de Oaxaca no fue tocado ni con el pétalo de un vándalo de Morena, a pesar de que el asesinato ocurrió apenas la semana pasada; y los desmanes urdidos en Guadalajara fueron… un mes después del crimen de Giovanni.
Pues lo cierto es que no les interesan los asesinatos de jóvenes, como hicieron ver hace dos semanas. La propia titular de Segob, que nunca dice ni pío, puso el grito en el cielo por Giovanni en Jalisco, y ninguneó el Caso Alexander en Oaxaca.
Aunque Oaxaca es hoy el reino del abuso policial: otro chico que iba con Alexander quedó herido de bala; dos jóvenes fueron entregados por agentes a asesinos que mataron a uno; una mujer y su hijo de 17 años fueron ejecutados, un reportero baleado…
¿Dónde está la repentinamente vivaz secretaria de Gobernación para decir que “estamos en contacto con las autoridades estatales y las exhortamos a que la familia y la sociedad tengan una respuesta inmediata”, como con el crimen en Jalisco?
Porque Oaxaca se encuentra hoy en el visor mundial, y no por sus pintores, sino por la letalidad de sus fuerzas del orden. “El único sueño de Alexander era jugar futbol”, publicó El Mundo; “Un caso de brutalidad policial en Oaxaca”, escribió The Guardian.
“Nunca había visto algo así”, escribió en redes sociales el vocero de la Federación Internacional de Futbol, pues Alexander era un prospecto del futbol juvenil mundial, y numerosos cazatalentos internacionales lo tenían en su lista.
De todos modos, Oaxaca debería preocupar al gobierno federal, no sólo por sus récords en abuso policial (tanto que el gobernador evalúa desaparecer policías municipales), sino por sus deficientes decisiones para prevenir los efectos de la pandemia de Covid-19.
Por ejemplo, ya superó tres mil 194 contagios y casi llega a 400, por lo que el gobernador aparece en el lugar 19 del país, a juzgar por sus gobernados por la falta de impulso al uso de cubrebocas, el confinamiento ciudadano en casa y a la reactivación económica.
Pero mientras el gobernador funcione como fielder’s choice de Palacio y no mire siquiera de reojo a la CNTE, Oaxaca puede seguir siendo tierra de nadie.
Primero, la lealtad.