Francisco Garfias.
En la Ciudad de México se incuba el huevo de la serpiente. La alcaldesa Claudia Sheinbaum ha extendido carta blanca a grupúsculos pseudo anarquistas para agredir, aventar cohetones, amedrentar a la prensa, en sus “protestas” contra la “represión policíaca”.
Ayer lo vimos nuevamente en Paseo de la Reforma, Avenida Juárez y Cinco de Mayo. Destrozos en negocios, mobiliario, edificios como el Banco de México, pedradas, cohetones, martillazos.
La ley del garrote destructor tiene luz verde en la capital de la República. ¿Hasta cuándo aguantarán los indefensos ciudadanos ese violento libertinaje?
Los encapuchados se “manifestaban” ayer por Melanie, adolescente de 16 años brutalmente pateada por la policía de la CDMX. Un hecho muy reprobable, que jugó a favor de los dizque anarquistas.
Pero es muy peligroso borrar la línea entre vandalismo y protesta, como atinadamente lo escribió en twitter el embajador de Estados Unidos en México, Christopher Landau, luego de la agresión de estos vándalos a la sede diplomática de su país.
Van dos jornadas de disturbios en la capital de la República en menos de una semana. Vendrán otras, otras y otras mientras no se les ponga un hasta aquí.
Los violentos tienen garantizada la impunidad. La jefa de Gobierno públicamente le amarró las manos a la policía. Tiene prohibido arrestarlos o tocarlos.
La orden es aguantar, aguantar y aguantar. No le hace que les lancen pedradas, martillazos, golpes, cohetones, bombas molotov o les rompan la cara.
Es un caso único en el mundo. La autoridad simplemente no existe en la capital de la República. El viernes fue Reforma, la colonia Cuauhtémoc y Polanco, ayer de nuevo Reforma y el Centro Histórico. ¿Mañana? Lo dejo a su imaginación.
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Lo tenemos confirmado por fuentes impecables. La senadora de Morena, Mónica Fernández, se fue por la libre con la desaparición de las bancadas del PRD y del PES en la Cámara alta. “Fue un acto de autonomía real”, aseguran.
El reglamento exige un mínimo de cinco integrantes para formar grupo parlamentario. El PRD tenía tres y el PES cuatro.
Así operaron durante meses gracias a un acuerdo político negociado por Ricardo Monreal, amparado en lo que en la jerga legislativa se llama “momento fundacional”.
Es decir, ambas bancadas arrancaron la legislatura con los senadores requeridos para hacer grupo, pero en el camino se fueron saliendo.
Las dos bancadas se quedaron sin prerrogativas, pero ni Miguel Mancera, coordinador del grupo amarillo, ni Sasil de León, del PES, salen de la Comisión Permanente. Fueron votados por la asamblea antes de que extinguieran sus bancadas. No los pueden sacar.
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Sabemos que la senadora Fernández no le avisó de sus intenciones a Ricardo Monreal, titular de la Junta de Coordinación Política y jefe de la bancada de Morena en la Cámara alta.
Hubo reclamo del zacatecano “Es un tema delicado”, le dijo a la senadora. Ella replicó: “Te dije que lo iba a hacer”. ¿Cuándo? Preguntó Monreal. “Hace como dos meses”, respondió la mujer.
La acción de Fernández le complicó la tarea al titular de la Jucopo. Ya tiene el acuerdo con todos los coordinadores para convocar un periodo extraordinario presencial en la tercera semana de junio. ¿Tema? Reformar seis leyes antes de que entre en vigor el T-Mec, el primero de julio.
El “acto de autonomía” de la senadora puso en dificultades a Monreal con Mancera, con el llamado de bloque contención, y con una bancada que integra la coalición Juntos Haremos Historia.
“¿Cómo nos vamos a cepillar a una aliada?”, preguntó el zacatecano.
Monreal no tiene una salida jurídica. No hay modo de dar marcha atrás a la desaparición de ambas fracciones parlamentarias, a menos de que antes de que se inicie el periodo ordinario de sesiones, el 1° de septiembre próximo, el PRD y el PES logren jalarse senadores de otros grupos para completar los cinco.
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Escuché al presidente López Obrador, en la mañanera de ayer, decir que no hay que echarle la culpa a otros de los problemas que uno enfrenta.
Se refería a los señalamientos que hizo el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, en el sentido de que los disturbios que se viven en Guadalajara son provocados por Morena desde los “sótanos del poder” en la Ciudad de México.
Me brincó de inmediato el mensaje. AMLO es campeón de echar culpas a las administraciones pasadas del desastre que vivimos en el presente.
FIN.