Por. Rubén Cortés
Para quienes pueden tomar su coche o un autobús y llegar a la playa en cuatro horas, Acapulco es tan generoso que, tras dos huracanes devastadores en menos de un año y de olas de inseguridad, esta Semana Santa vuelve a ser nuestro gran refugio vacacional.
Ya están reservadas 15 mil habitaciones (más del 90 por ciento de las disponibles en hoteles) y hay zonas prioritarias de 146 cuadrantes en 252 colonias, patrullajes, filtros de seguridad, lectores de placas y arcos detectores de armas.
Para llegar a eso, tuvo que el nuevo gobierno tomar a Acapulco como vitrina de sus programas de seguridad: la presidenta Sheinbaum lo visitó una vez por mes desde su toma de posesión, y eso sacó a Guerrero del top 10 de los estados más inseguros.
Acapulco es casi lo único que le queda a los capitalinos para sus vacaciones de diciembre, fines de semanas largos y Semana Santa, o las bodas en el litoral, que regresaron por decenas en los últimos meses.
Vamos, el Puerto es tan generoso que hasta aguanta a su alcaldesa, Abelina López, quien avisó a los empresarios que “si van a quebrar, que quiebren, pues los hoteles que no estén funcionando, hay que embargarlos”.
La alcaldesa se refirió así a los propietarios de hoteles dañados por los huracanes Otis y John. Son los mismos que, de noviembre para acá, organizaron el concierto de Luis Miguel, el retorno del Abierto de Tenis o del maratón de ciclismo Papagayo.
Pero en política nada es casualidad: Guerrero, y su joya, Acapulco, se benefician del favoritismo de Sheinbaum con la gobernadora Evelyn Salgado, quien recibe todos los apoyos en seguridad: gracias a eso, bajó 46 por ciento los homicidios desde octubre.
Es el estado prioritario para la presidenta, y Salgado lo impulsa. En ningún otro municipio del país, como en Acapulco, disminuyó tanto el número de homicidios dolosos diarios. En octubre pasado, había siete, hoy hay tres.
Así vive Acapulco, a base de operativos de seguridad, con mil 397 policías, 325 patrullas, tres helicópteros, una brigada canina, embarcaciones y alta tecnología para vigilar terminales, mercados, carreteras y playas. Todo eso para que haya turismo.
¿Un precio alto? Sí: es el resultado de la política de Abrazos y no Balazos. Sólo de esa manera regresaron los vuelos de la WestJet, Air Canada, Alaska Airlines, procedentes de Montreal, Toronto, Vancouver, Calgary, Los Ángeles, Houston, Chicago, San Francisco.
Hasta el secretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, marcó territorio en Acapulco para realizar la Sesión del Consejo Nacional de Seguridad Pública, que presidió Sheinbaum. Pero una primavera no hace verano.
El cuidado de este gobierno con Acapulco, tiene que llegar a todos los polos turísticos del país.