Rubén Cortés.
Las decisiones de la presidenta en seguridad y economía, demuestran el fracaso del gobierno de López Obrador: Sheinbaum retoma la política de Calderón en seguridad, al enfrentar al narco: y de Peña en economía, al permitir a los empresarios privados generar electricidad.
Es jugar con las palabras, negar que lo que hace Omar García, como jefe de Seguridad Pública, es lo que hizo Felipe Calderón: combatir y aplicar inteligencia contra los cárteles de la droga, para debilitarlos y capturar operadores y capos de alto perfil.
De octubre a la segunda semana de marzo, fueron detenidos 14 mil 517 narcotraficantes, aseguradas siete mil 375 armas y más de 125 toneladas de droga, incluidas 1,6 millones de pastillas de fentanilo. También destruyeron 475 laboratorios clandestinos.
Presionada por las amenazas de aranceles por parte de Trump, Sheinbaum olvidó la estrategia de López Obrador de Abrazos y no Balazos y, hace lo mismo que Calderón. Es un homenaje al presidente panista: aceptar que Calderón estaba en lo correcto: al crimen se le combate.
El mal regusto de boca debe de ser difícil de tragar. En la realidad, ejecuta la estrategia de Calderón. Pero, en su mundo alterno de propaganda, tiene que seguir culpando a Calderón del desastre de López Obrador, aunque Calderón gobernó hace 13 años. Tristísimo el caso.
Y, también presionada por el 0,6 por ciento de crecimiento económico que le heredó López Obrador, y las amenazas de aranceles de Trump, la presidenta retomó la reforma energética de Peña, y su gobierno permitirá a los empresarios privados volver a generar electricidad.
La reforma constitucional de Sheinbaum en materia de energía permite que empresas particulares generen electricidad; mientras que, en el sector de los hidrocarburos, permite la realización de inversiones mixtas entre la iniciativa privada y el gobierno.
También en este caso, el mal regusto de boca debe de ser difícil de tragar. En la realidad, aplica la estrategia de Peña. Pero, en su mundo alterno de propaganda, debe afirmar que “es una reversión de la reforma de 2013 de Peña, cuyo objetivo era privatizar”.
La presidenta sabe que sus huestes aceptan la propaganda, pero siempre y cuando les lleguen los 11 mil pesos en transferencias de gobierno que le llegan cada bimestre, según la más reciente Encuesta Nacional de Viviendas del INEGI.
Y la única manera de mantener las transferencias de efectivo que mantienen a la 4T en el poder es enterrando las estrategias de López Obrador en seguridad pública y economía, porque el desastre de ambas dejó a Sheinbaum en total indefensión ante Trump.
En seguridad, el crimen controla gran parte del país. En economía, debe 17 billones de pesos. Esta acotada por los capos y no tiene cash.
Difícil.
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