Raúl Flores Martínez.
El reciente video difundido por presuntos integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación ha levantado más sospechas que certezas sobre la existencia de un campo de exterminio en Jalisco.
En el material, un individuo con un lenguaje inusualmente refinado y una dicción impecable asegura que el CJNG no tiene ninguna relación con dicho lugar y niega la desaparición de personas.
Sin embargo, el tono del mensaje, la estructura del discurso y las similitudes con narrativas políticas oficiales generan serias dudas sobre la autenticidad y la verdadera intención detrás de esta declaración.
El primer elemento que salta a la vista en este video es el lenguaje empleado por el expositor. A diferencia de los mensajes tradicionales de los sicarios, que suelen ser directos, rudos y cargados de amenazas explícitas, el discurso en cuestión destaca por su formalidad y cuidado en el lenguaje.
Frases elaboradas, una pronunciación precisa y un tono sereno dibujan un perfil que dista mucho del comportamiento típico de los sicarios. ¿Acaso estamos frente a un montaje cuidadosamente elaborado para encubrir la realidad de lo que ocurre en Jalisco?
Otro detalle inquietante es la estructura y el fondo del mensaje. La narrativa empleada en el video recuerda a los discursos de la presidenta Claudia Sheinbaum, tanto en el tono como en el contenido.
La insistencia en que “no hay desaparecidos” y que “los sicarios son buenas personas” refleja una estrategia de control de daños más propia de una operación política que de una declaración criminal espontánea. La sincronía entre los argumentos del video y las declaraciones gubernamentales sobre seguridad y desapariciones levanta sospechas sobre una posible coordinación o, al menos, una conveniencia narrativa mutua.
Resulta difícil creer que un grupo criminal conocido por su violencia y brutalidad arrepentida adopte un tono conciliador y de desmentido. Si el CJNG no está detrás de este campo de exterminio, ¿quién lo está? ¿Por qué este cambio en la estrategia comunicacional? La posibilidad de que este video sea una cortina de humo para ocultar una verdad aún más incómoda no puede ser descartada.
Este video no solo deja más preguntas que respuestas, sino que también refuerza la percepción de que hay una narrativa cuidadosamente construida para minimizar la crisis de desapariciones en Jalisco.
La coincidencia entre el mensaje del CJNG y el discurso oficial del gobierno genera una posibilidad preocupante: que el verdadero mensaje detrás de este video no sea la negación de un crimen, sino la complicidad en su encubrimiento.
