¡¡¡La lucha incansable por encontrar a sus desaparecidos!!!

Raúl Flores Martínez.

Sin recursos, sin tecnología y enfrentando condiciones adversas, los colectivos de madres buscadoras en México han logrado lo que las autoridades muchas veces no han podido o no han querido hacer: encontrar a sus seres queridos desaparecidos.

Con palas, varillas y la fuerza de la esperanza, estas mujeres han descubierto fosas clandestinas y campos de exterminio en todo el país, enfrentándose a la indiferencia gubernamental y al peligro constante que implica desafiar al crimen organizado.

Desde que comenzó la crisis de violencia y desapariciones en México en 2006, las cifras de personas desaparecidas han aumentado de manera alarmante. La Comisión Nacional de Búsqueda (CNB) reporta más de 110.000 personas desaparecidas en el país. Ante la falta de resultados por parte de las autoridades, las madres de los desaparecidos decidieron organizarse y emprender la búsqueda por cuenta propia.

Con apenas algunos recursos básicos, como palas, varillas y botellas de agua, las madres buscadoras recorren cerros, campos y zonas rurales guiadas por testimonios anónimos, señales de terreno removido, mal olor o la presencia de aves carroñeras. Su instinto y experiencia les han permitido localizar restos humanos en lugares que las autoridades habían ignorado o descartado previamente.

 En los últimos años, los colectivos de madres buscadoras han protagonizado algunos de los descubrimientos más importantes de fosas clandestinas y campos de exterminio en México:

Salvatierra, Guanajuato (2020): El colectivo de buscadoras localizó 59 cuerpos en fosas clandestinas tras meses de búsqueda. Las autoridades inicialmente se negaron a intervenir hasta que las madres lograron la evidencia suficiente para obligar a las autoridades a actuar.

Tecomán, Colima (2021): Madres buscadoras encontraron una fosa con 33 cuerpos. Las mujeres identifican la zona tras recibir información anónima y percatarse de un fuerte olor que emana del terreno.

Reynosa, Tamaulipas (marzo de 2025): El colectivo “Amor por los Desaparecidos” localizó 14 montículos con restos humanos calcinados y objetos personales. Las madres trabajaron bajo condiciones extremas de inseguridad, pero lograron el hallazgo sin la intervención de las autoridades.

A pesar de la importancia de su trabajo, las madres buscadoras operan prácticamente sin apoyo gubernamental. Las herramientas de búsqueda, como equipos de geolocalización, drones o maquinaria especializada son inaccesibles para ellas.

Los colectivos han recurrido a la solidaridad de la sociedad civil para obtener financiamiento y herramientas básicas. Además, la impunidad y la falta de voluntad política por parte de las autoridades dificultan que los casos de desapariciones y hallazgos se investiguen de manera adecuada.

 La búsqueda no termina cuando encuentran restos humanos. Identificar a las víctimas y obtener justicia es otro desafío. La mayoría de los restos recuperados permanecen sin identificar debido a la saturación de los servicios forenses y la falta de coordinación entre las autoridades estatales y federales.

A pesar de la violencia y la indiferencia, las madres buscadoras continúan su trabajo con determinación. Sus hallazgos han sido clave para visibilizar la magnitud de la crisis de desapariciones en México y para presionar a las autoridades a tomar medidas efectivas.

El trabajo de las madres buscadoras es una muestra de resiliencia y amor en medio de una crisis humanitaria que sigue cobrando vidas y dejando cicatrices profundas en el tejido social mexicano.

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