Alejandro Rodríguez Cortés*.
Ya escuchamos a la presidenta Claudia Sheinbaum dándole línea al juez para que resuelva en favor de un grupo de pseudoperiodistas que fueron demandados por Banco Azteca y su propietario, Ricardo Salinas Pliego.
Eso es lo que quiere la 4T del Poder Judicial: sumisión, sentencias a modo, aceptar o rechazar casos según convenga a sus propósitos político-electorales.
Pero vale recordar, porque la memoria colectiva es cortísima, cómo llegamos a eso y por qué es posible lo que ya está ocurriendo: hace unos cuantos meses, cuando aún después de haber ganado la elección federal Morena y aliados no sumaban los votos suficientes en el Senado para lograr la mayoría calificada y con ello la potestad de cambiar la Constitución a su libre albedrío, se dio una desaseada compra de voluntades para lograrlo.
Y cuando sólo les faltaba un solo voto, lo obtuvieron del legislador de triste apellido cortesano, ligado lo mismo al PRI que al PAN y ahora -previa negociación y venta- al oficialismo guinda.
Miguel Angel Yunes representa lo peor de la triste realidad que México vive hoy. Pocos días después de que en la plaza pública clamaba la muerte de la 4T, ésta lo compró a cambio de impunidad por sus crímenes y los de su familia.
Pero lo peor no termina ahí.
Ninguna voz de Morena, desde la presidenta con A hasta el más modesto militante, subió el tono para reclamar la ignominia de aceptar al traidor. Era más importante su voto y con ello la luz verde a la destrucción instruída desde Palenque.
Unos meses después, consumada la reforma judicial y en medio de una guerra fratricida por el poder en todo el país, fantoches morenistas rechazan la afiliación de Yunes al partido.
Ya sabemos por qué el reclamo no llegó antes, pero sí vemos que ahora hasta el periódico del oficialismo, La Jornada, resumió en su editorial “Rayuela” la realidad de un gobierno mentiroso, manipulador, pero también profundamente incompetente y autodestructivo. “Resultó muy alta la factura que se tuvo que pagar por un voto”, se leyó en la contraportada del diario.
Sería cómico si no fuera trágico, porque con unas cuantas palabras se reconoce la perversidad de la coacción para lograr una mayoría que no se obtuvo en las urnas y por el otro -vaya gazapo- asumen la idiotez de haber pagado demasiado caro el ansiado voto.
La conclusión es lo que ya sabíamos: Andrés Manuel López Obrador, y ahora su fiel escudera presidenta (con A), fueron y serán capaces de todo con tal de mantener un poder al que llegaron por la vía institucional y democrática, destruida para que nadie más la pueda transitar.
Lo dicho: mañosos, mentirosos, autoritarios….pero también cínicos e idiotas, ahora dedicados a defender a un (otro) delincuente.
*Periodista, comunicador y publirrelacionista
@AlexRdgz