Por. Raúl Flores Martínez
El auge de las bicicletas eléctricas, scooters y otros vehículos de movilidad personal en la Ciudad de México ha traído consigo un nuevo desafío para la regulación vial.
A pesar de su creciente popularidad como alternativa ecológica de transporte, estos vehículos operan en un vacío legal que ha generado desorden en las calles y un aumento en los accidentes viales.
Actualmente, en la CDMX no existen multas específicas para los usuarios de estos vehículos cuando cometen infracciones como circular en sentido contrario, invadir carriles exclusivos del Metrobús o transitar sobre las banquetas, lo que pone en riesgo tanto a peatones como a otros conductores.
Esta falta de normativas claras deja un margen de impunidad que agrava el problema.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Movilidad (Semovi), el número de incidentes relacionados con scooters y bicicletas eléctricas ha incrementado en los últimos años, pero la ausencia de regulaciones dificulta la recopilación de datos precisos y la implementación de sanciones efectivas.
A esto se suma la falta de un registro oficial de estos vehículos, lo que impide la identificación de los responsables en caso de accidentes.
Expertos en movilidad urbana han señalado la urgencia de establecer un marco normativo que contemple medidas como la obligatoriedad del uso de casco, límites de velocidad y sanciones por el uso indebido de estos vehículos.
Asimismo, han propuesto campañas de concientización para educar a los usuarios sobre las normas de tránsito y la convivencia vial.
Mientras tanto, ciudadanos y organizaciones civiles han expresado su preocupación por la falta de acciones concretas por parte de las autoridades.
En contraste, algunos usuarios defienden la flexibilidad que les otorga la falta de regulación y consideran que imponer demasiadas restricciones podría desalentar el uso de estos vehículos ecológicos.
Sin embargo, la experiencia de otras ciudades que han implementado regulaciones efectivas, como Barcelona o Bogotá, demuestra que es posible equilibrar el uso de estos transportes con normas que garanticen la seguridad vial.
Por ahora, la falta de regulación sigue siendo un pendiente para la movilidad en la CDMX. La pregunta sigue abierta: ¿cuándo tomarán cartas en el asunto las autoridades?