Carlos Arturo Baños Lemoine.
El feminismo es un cáncer social que todos los días exhibe sus purulentas excrecencias. La realidad está permanentemente expuesta, no se puede negar, es clarísima: son hechos, no especulaciones, ni invenciones, ni alucinaciones. Y es que el feminismo no es sólo una colección de falacias, falsedades, ficciones y fantasías; es, también, un conjunto de prácticas perniciosas en contra de los varones, avaladas y alimentadas por el sistema educativo, el sistema de justicia y el sistema mediático. Lo peor: ese cáncer es cada vez más descarado.
En los días más recientes hemos atestiguado al menos cuatro casos de tipas miserables que, con base en el guion que el feminismo les ha enseñado, han amenazado a varones que infortunadamente con ellas se han topado con acusarlos en falso de “delitos de género”, como: acoso sexual, abuso sexual, violación, etc. El cinismo de las tipas es aberrante y ha quedado demostrado fehacientemente.
Gracias a que los varones amenazados y maltratados tuvieron la fortuna de videograbar a tales tipas, ahora las conocemos a través de las redes sociales como #LadyUBER, #LadyViolación, #LadyLomas y #LadyUNAM. Y mucha atención: se trata de los casos de acusaciones falsas que han podido ser grabadas para demostrar a quién le asiste la razón.
¿Pero en cuántos casos similares los varones terminan incluso en prisión porque no han tenido una videocámara a la mano? ¿Cuántos varones se hallan bajo proceso penal sin prueba alguna en su contra y sólo porque nuestro estúpido sistema de justicia se ha tragado la dogmática feminista? Y así es: frases irracionales y anticientíficas como “Yo sí te creo, hermana” o “Hay que creerle siempre a la mujer” se han convertido en guías para juzgarlo todo, de tal suerte que los varones tienen que nadar a contracorriente para ser declarados “inocentes”, cuando se supone que la presunción de inocencia es uno de los baluartes del Derecho Penal Moderno.
Especial mención merece #LadyUNAM, por tratarse de una servidora pública de la cada vez más desprestigiada Universidad Nacional “Autótrofa” de México (UNAM), la Máxima Casa de “Estultos”, uno de los principales centros de adoctrinamiento, propaganda, reclutamiento y organización al servicio de la mitología feminista.
Con una brutal prepotencia, #LadyUNAM no sólo trata de forma despreciativa a un estudiante al llamarlo “estudiantito” y al burlarse de su vestimenta. La tipa hace gala de su poder burocrático al decirle: “Soy jefa de la UNAM, cabrón”. Y remata amenazando al joven: “Me haces algo, me haces algo y allá afuera… porque recuerda que eres hombre”.
Y así es: hoy, todas las mujeres saben que en nuestra sociedad idiota la palabra de una mujer es “verdad sagrada”, de tal suerte que ser varón significa ser culpable de antemano. Por influencia del feminismo, nuestro mundo camina hacia atrás: hacia los tiempos de dogmatismo e irracionalidad propios de la Santa Inquisición. ¡Qué orgullo, mis amigos, me da ser antifeminista!
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