Por. Rubén Cortés
México (que en junio perderá el poder judicial autónomo, según la democracia moderna) vive una desbandada de jueces, cuya labor es realizada por secretarios. Sí, por secretarios que, por su formación, no están capacitados para dictar sentencias.
México, que es el segundo país católico más poblado del mundo, se queda sin sacerdotes: en 2014 se ordenaban 12 por año, pero ahora sólo se ordena uno por año. Y el promedio de edad de los curas aumenta cada año, por lo que no existe relevo en las iglesias.
El registro de juzgadores federales baja de manera alarmante: en octubre quedaron 139 plazas vacantes: hoy ya hay cerca de 400, porque la reforma judicial exige a los nuevos jueces un 90 por ciento de capacidad y un 10 por ciento de lealtad al gobierno.
Por eso, los juzgadores de carrera prefieren dejar el espacio a los juristas incapaces, y ejercen su derecho de jubilación o retiro anticipado, porque se niegan a trabajar sin independencia profesional y con riesgo para su integridad.
O sea, ha desertado el 31 por ciento de las 939 magistraturas del país, debido a lo cual el Consejo de la Judicatura habilita a secretarios para garantizar la operación de los tribunales. Y así será hasta que hasta sean electos los nuevos jueces, el 2 de junio.
Para las elecciones del Poder Judicial, Morena dará a los mexicanos una lista de 10 mil 815 candidaturas, para que escoja a mil 481 jueces, juezas, magistrados y ministros en 25 boletas con 10 mil 815 candidaturas, para elegir a mil 481 en dos minutos.
Es un cataclismo para México, porque, unido al imparable deterioro de la base jurídica del país, se ralentiza el motor de la religión católica, que ha sido base social en la construcción de sus procesos históricos, y tejido cultural, social y político.
La ecuación de esta avería histórica es sencilla: la edad promedio de los curas se acerca a los 50 años de edad, y va en aumento; mientras cada año se ordenan menos sacerdotes. De 145 seminarios mayores, en 2024 sólo se ordenó un sacerdote.
Hace una década, se ordenaban 12 por año. La proyección estadística indica que este es un escenario irreversible y no habrá sacerdotes suficientes para las parroquias, sobre todo en el centro del país, pues Guadalajara y Monterrey están mejor.
No es un momento ideal para la historia del país: con el resquebrajamiento, por un lado, de la ley jurídica; y la fe que mueve montañas, por otro, se registra inexorablemente una pérdida de confianza en las instituciones, y crecen la corrupción y la impunidad.
Es una mezcla explosiva, porque desintegra el tejido social, provoca fuga de talentos…
Y conflictos, violencia, atraso.