Marissa Rivera

Marissa Rivera.

El gobierno mexicano tiene todo lo que quería.
El control total del poder legislativo y el dominio de un moribundo poder judicial.
La concentración del dinero para continuar comprando voluntades y la licencia para colocar política, social y económicamente las cosas como se le antoje.
No tiene adversarios. La oposición desapareció. Algunos recogen su pedacería para reinventarse. Otros reclutan oponentes y otros más, sufren desesperados ante su eventual desaparición.
Lo que el gobierno no tiene es capacidad para enfrentar al crimen organizado. No brinda confianza para contener la incertidumbre económica. Es incapaz ante el rezago en salud y frente al desabasto de medicinas.
La bandera electoral de bajar la gasolina que vendió durante tres campañas electorales se le estrelló en la cara.
No solo no redujo el precio, durante seis años lo ha aumentado.
Y hoy que tiene a sus pies al poder legislativo para regresar los subsidios, no lo hace porque prefiere recaudar impuestos para mantener y contener las compras electorales que ha hecho.
El gobierno no puede con los principales problemas que enfrenta el país, como para enfocarse en otro de mayores dimensiones y en el que tendrán que demostrar algo que les es ajeno: oficio y capacidad.
Lo que ni remotamente paso por el panorama de la supremacía cuatroteista fue la nueva irrupción de un ególatra, provocador, fanfarrón y desquiciado Donald Trump.
Lo que no han querido hacer por sumisión u omisión lo tendrán que hacer por obligación, para zafarse del cuello el zapato del nuevo presidente de los Estados Unidos.
Enfrentar y detener al crimen organizado que dejaron crecer durante seis años es una de las primeras tareas que ha exigido el gringo como parte de su intimidación hacia el gobierno mexicano.
O lo hacen o cobrarán el 25 por ciento de aranceles a los productos mexicanos que lleguen a los Estados Unidos.
Y como el miedo no anda en burro, el gobierno que primero negó que se produjera fentanilo en el territorio nacional, realizó (el chiste se cuenta solo) el decomiso histórico más grande de fentanilo en Sinaloa.
Incautaron más de 20 millones de dosis de fentanilo con un valor de casi 400 millones de dólares.
La propuesta de Trump de catalogar a los carteles mexicanos como “organizaciones terroristas extranjeras”, implicaría una posible incursión americana en México para combatir a los narcotraficantes y hacerle la tarea al gobierno mexicano.
Otra propuesta que amenaza a México es la deportación masiva de 12 millones de inmigrantes. Se estima que 4 millones de mexicanos están en aquel país de manera ilegal.
México ni está preparado ni tiene la capacidad para recibir a los connacionales que se fueron del país en busca de oportunidades.
Y aunque en las mañanas digan que sí, los que están cerca del problema ya demostraron que no.
Ismael Burgueño, alcalde morenista en Tijuana emitió una declaración de emergencia ante las anunciadas deportaciones. Reconoció que el municipio carece de infraestructura para atender a los deportados.
El panorama es muy complejo.
Lo único seguro es que la pesadilla americana comienza el lunes 20 de enero.

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