Por. Rubén Cortés
López Obrador salió pésimo para administrar el dinero de los otros: las empresas que creó como presidente pierden dinero y son subsidiadas con nuestros impuestos. “La peor estupidez de un presidente en la historia económica”: así calificó Financial Times su cancelación del NAIM.
El expresidente compró en agosto de 2023, en 815 millones de pesos, la marca Mexicana de Aviación, la aerolínea que había quebrado hacía 13 años. Y se la entregó al Ejército para que la opere. Hoy, por cada pasajero, ingresa 927 pesos, pero le cuesta cinco mil trasladarlo. Un fiasco.
López Obrador también impuso la construcción del Tren Maya, que en un año transportó solo 600 mil pasajeros, de los tres millones que tenía programados. La obra sólo genera 134 millones de pesos, y tiene que ser subsidiada con 12 mil millones. Otro fiasco.
La refinería de Dos Bocas es otro proyecto del expresidente, que es un fracaso más en su expediente: no produce ni un solo barril de petróleo, aunque la inauguró en julio de 2022 y se gastó en construirla 20 mil millones de dólares, de los ocho mil millones que costaría. De nuevo, otro fiasco.
López Obrador demostró rápido su impericia como administrador: canceló en octubre de 2019 la construcción del aeropuerto de Texcoco, pero Claudia Sheinbaum tiene todavía que cobrarle seis mil millones de pesos a los pasajeros para indemnizar a los empresarios afectados.
Tras cancelar la obra, López Obrador hizo perder de golpe a la economía nacional 13 mil 327 millones de pesos por el pago de indemnizaciones. Y pagó una parte con la Tarifa de Uso de Aeropuerto, el cargo que hacen los aeropuertos a los viajeros por uso de instalaciones y servicios.
En México, el TUA para los vuelos nacionales es de 28.04 dólares, y para los internacionales es de 53.24 dólares: 7.8 por ciento más caro que antes de la cancelación del NAIM. El TUA se debería dedicar a las medicinas para los niños con cáncer, y no a sanear el grave error de López Obrador.
Error es un término ligero, en relación con el editorial del diario Financial Times, sobre la cancelación del NAIM, cuando estaba avanzado en un 30 por ciento, y sus constructores eran empresarios mexicanos: “Es la peor estupidez de un presidente en la historia económica”.
Si: insistamos en que el NAIM estaba construido ya en un tercio, y que tenía invertidos 100 mil millones de pesos de empresas, en su inmensa mayoría mexicanas. Y que cancelación será pagada con nuestros impuestos (y el TUA) durante los próximos 26 años.
Pasarán décadas para que México supere los efectos adversos del abuso del poder público por parte de López Obrador.
Y ahí viene su hijo.