La frontera de México con Estados Unidos despide este 2024 con una creciente tensión ante las amenazas de deportaciones masivas del presidente electo estadounidense, Donald Trump, quien ha prometido endurecer las medidas migratorias cuando vuelva a la Casa Blanca en enero.
Trump alcanzó la victoria apoyado en un agresivo mensaje antimigrante, con la promesa de deportar a los más de once millones de personas que viven sin un estatus legal en EE.UU. y frenar la llegada de migrantes y solicitantes de asilo a través de la frontera con México, con medidas como la construcción del muro prometido durante su primer mandato.
Texas, el único estado fronterizo liderado por un republicano, se presenta ya como el epicentro de los planes migratorios de Trump.
La alianza entre la administración entrante y el gobernador Greg Abbott quedó sellada a finales de noviembre, durante una visita de Tom Homan -el futuro ‘zar de la frontera’ de Trump- a la ciudad de Eagle Pass, a las orillas del Río Grande.
Abbott indicó que Texas ya está trabajando con el equipo de transición de Trump, en “acciones, planes y preparaciones” para que cuando el republicano asuma la Presidencia “haya un cambio en la manera en que EE.UU. protege su frontera y su soberanía”.
La organización, indicó, está dispuesta a enfrentarse al nuevo Gobierno: “Vamos a ir a los tribunales y obviamente vamos a demandar”.
A esto se le suma la presión por parte de industrias como la construcción y la agricultura, donde los trabajadores indocumentados forman un porcentaje importante de la mano de obra, que han comenzado a hacer sonar las alarmas sobre las consecuencias negativas que las deportaciones masivas tendrían sobre estos sectores.
Más allá del impacto en sectores específicos, las políticas migratorias de Trump podrían reducir el crecimiento del producto interno bruto de EE.UU. entre 0,1 y 0,4 puntos porcentuales, o entre 30.000 millones y 110.000 millones de dólares en 2025, según un estudio del centro de pensamiento Brookings Institution.
Desde el otro lado de la frontera, en la mexicana Ciudad Juárez, la preocupación es generalizada.
Con información de EFE