Rubén Cortés.
El grupo político que gobierna aumentó 54% el comercio con china, aunque está prohibido en el T-MEC (Título Non-Market Country, cap. 32, art. 32.10). Hoy quiere borrar algo tan grande, decomisando un local de baratijas piratas, que ese mismo grupo político le rentó a comerciantes chinos.
Vamos, López Obrador decidió que México se pusiera en desventaja comercial con China, comprándole 119 mil millones de dólares anuales y vendiéndole sólo 11 mil millones. Y permitió, casi detrás de la recámara de su Palacio, el mayor emporio de piratería china del continente.
Pero, imposible regatear a la actual administración el buen punto de empezar a eliminar esa desventaja comercial incautando 7.5 millones de pesos de mercancía en una plaza situada en las inmediaciones de los aposentos donde vivió López Obrador, hasta hace casi nada.
Y que anuncie la expropiación del local. Sólo que esto parece puro teatro: 7.5 millones de pesos es humo dentro de 119 mil millones de dólares. Además, los dueños han sido contratistas del gobierno, mediante contratos con los exjefes de Gobierno López Obrador, Ebrard y Sheinbaum.
Sí: las inmobiliarias propietarias del edificio de Izazaga 89 (Marly y Arel) han hecho negocios con los gobiernos capitalinos desde 2002, y ahí mismo funcionó hasta 2023 la sede del Órgano Interno de Control del Instituto para la Seguridad de las Construcciones de la CDMX.
Pero, mientras decomisa un local de baratijas chinas con gran despliegue de medios, el gobierno construye en Manzanillo el mayor puerto de buques comerciales del continente, planificado para aumentar al mil por ciento la actual compra de 119 mil millones de dólares a China.
El decomiso y expropiación de Izazaga 89 parece otro de los espectáculos propagandísticos que caracterizan el quehacer político del grupo que gobierna hoy, al estilo de la frase de “no es falso, pero no es verdadero”, acuñada en la Mañanera de los miércoles de López Obrador.
Es la marca de la casa: en un debate de la campaña de 2006, el actual presidente acusó a Felipe Calderón de beneficiar, como secretario de Energía, a la empresa de un cuñado, Hildebrando, S.A. de C.V., con dos mil 500 millones y evasión de impuestos.
El hoy presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, llevó entonces a la sede del PAN una docena diablitos con cajas “llenas de copias de los delitos de Hildebrando”. Pero las cajas estaban vacías. López Obrador justificó la falsedad con una frase: “Estaban vacías, pero tenemos la razón”
López Obrador también presentó “cajas de pruebas” en 1994, tras perder contra Roberto Madrazo la gubernatura de Tabasco. El proceso legal demostró que las “cajas de pruebas” contenían fotocopias sin validez judicial, por ser “fácilmente falsificables”.
Quizá con Trump deban renovar los conejos de la chistera.
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