Ciudad de México.- El encontronazo se dio afuera de los juzgados penales anexos al Reclusorio Varonil Oriente (Iztapalapa). Fue una “guerra” de gritos, de consignas, de megáfonos, de bocinas, de banderas. Afortunadamente de eso no pasó.
Pero el hecho belicoso deja en claro una cosa: hay mucha gente que está a disgusto frente a la influencia que el feminismo está ejerciendo sobre el sistema de justicia de nuestro país. El Colectivo Nacional “No Más Presos Inocentes” se manifestó, una vez más, en contra del sesgo feminista con el que muchos jueces de la Ciudad de México conducen los procesos penales y emiten sus sentencias.
Se dice que los jueces y los magistrados locales suelen fallar a favor de muchas mujeres que se presentan como “víctimas”, y lo hacen a partir de la presión que ejercen las agrupaciones feministas más que de la presentación de elementos probatorios “duros”. El caso del skater Mario Sáenz es paradigmático a este respecto: con múltiples pruebas a su favor, “la justicia capitalina” falló en su contra en relación con el “feminicidio” de Victoria Pamela Salas. Ahora, Mario Sáenz está en espera de que un juicio de amparo lo favorezca.
Y de estos casos hay muchos. Por casos como éste fue que surgió el Colectivo Nacional “No Más Presos Inocentes”, que dirige Karina Escandón y quien se convirtió en activista y líder social a raíz de su armaga experiencia como víctima indirecta, ya que su hermano estuvo muchos meses en prisión a raíz de una acusación falsa en su contra.
Se habla mucho de las carpetas fabricadas por las fiscalías, todo con tal de dar la impresión de que los gobiernos en turno “están enfrentando exitosamente la violencia contra las mujeres”. Pero se trata de una farsa que genera mucho dolor en muchas familias. Obvio que la indignación va en aumento: no se vale que en aras de supuestamente defender los derechos de las mujeres se pisoteen los derechos de los varones.
Y la fecha del encontronazo de referencia no fue gratuita: el miércoles 27 de noviembre estaba programada una audiencia de importancia con respecto al juicio de Daniel “N”, el estudiante del Instituto Politécnico Nacional (IPN) que está siendo acusado de ejercer “violencia digital” al supuestamente utilizar Inteligencia Artificial (AI) para alterar fotos de sus compañeras con sentido erótico-pornográfico a fin de venderlas.
Este caso ha dado pie a muchas controversias jurídicas, tecnológicas, sociales, culturales y políticas por ser un caso inédito, primero de su tipo, que no ha generado los suficientes elementos de prueba para condenar al imputado. Y, por ello, sigue siendo motivo de disputa en los tribunales, en los medios de comunicación y en las calles.
Y lo cierto es que el sistema de justicia tiene un gran reto en sus manos, a saber: dejar de juzgar bajo la presión de las feministas y sustentar sus sentencias sólo en elementos probatorios contundentes, más allá de toda duda razonable. Porque “la justicia no será nunca justa” si los varones tienen que demostrar su inocencia, cuando se supone que la inocencia debe darse por sentada, y si los varones son procesados y condenados sin pruebas fehacientes en su contra.
Texto, foto y video por Carlos Arturo Baños Lemoine / Editor en Jefe de El Arsenal. Diario Digital
