Trump obligaría a México a combatir al narco con sus recursos

Jorge Miguel Ramírez Pérez

Jorge Miguel Ramírez Pérez.

Todo indica que el presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump ya encontró un camino para obligar tanto a México como a Canadá a usar recursos propios, para derrumbar las redes criminales de trata de personas como de narcotráfico.

Para el neoyorquino el arma a la que apostará será la fiscal prometiendo que elevará de entrada un 25% de aranceles a todos los productos que se importen de los dos países limítrofes con EUA.

La declaración del lunes señala que mediante una orden ejecutiva,  Trump desde el primer día de su mandato, podría hacerla realidad. Los expertos en comercio internacional coinciden que sería un duro golpe a las economías mexicana y canadiense, que tendrían que estructurar esfuerzos que aparentemente hoy no han sido considerados para desmantelar a los cárteles.

No solo afectaría el consumo de productos que elevarían los precios en Estados Unidos, sino también provocarían un ascenso de la inflación que causa daños severos a la economía de los vecinos y repercute en la nuestra.

Pero las consideraciones técnicas salen sobrando para el próximo Presidente que tomará protesta el 20 de enero. Sencillamente está decidido que México y Canadá agoten sus fuerzas, sus recursos en dos temas en los que cuenta con un apoyo creciente entre los ciudadanos de allá.

La política estadounidense no debe sorprender porque se sustenta en un sistema que incluye no solo la visión que tienen los estadounidenses de su territorio legal, sino que procesa políticas de modo institucional que están diseñadas desde su origen a operar en el exterior de su territorio, es decir a lo largo y ancho del mundo. Tienen cuerpos contra la delincuencia adentro de sus fronteras y otros especializados para combatir esos males, también fuera de EUA, es decir, en donde se consideré pueden representar en el corto o largo plazo amenazas para la estabilidad de su vida como nación.

Donald Trump entiende que no se trata de entrar a México o a Canadá con los ejércitos como se hacía en los países antes de la segunda guerra mundial. Esas incursiones salvo contadas veces tuvieron los resultados esperados posteriormente a las fechas que señalo. Un caso reciente sucedió en Afganistán y el modelo histórico casi agotado de esos fracasos fue Vietnam.

Las circunstancias que incluyen los tiempos actuales son otros, pero si los consejeros de Donald Trump planean operaciones militares de otras gamas en las que puedan obtener soluciones inmediatas a estos dos problemas muy complejos; y no resultan suficientes; no se descartarían operaciones directas con personal militar, porque aunque algunos comentaristas mexicanos no creen que suceda algo así jamás, el hecho es que ya se tiene en el ánimo de la opinión pública en ambos lados de las fronteras que es posible una invasión.

Quienes piensan que no sucederían acciones violentas de parte de las fuerzas armadas de EUA, no están al día de la secuencia para este fin. En estos momentos varios políticos afines a Trump han deslizado o directamente han señalado que China pretende invadir a Estados Unidos, con base en penetrar armas de tipo letal contra la población estadounidense en referencia al fentanilo, que necesariamente tiene una escala previa en los entramados territoriales que controlan los cárteles mexicanos; incluso también se menciona la extensa frontera con Canadá para ese fin. La narrativa ya está.

Quieran o no los canadienses son también objeto de las asechanzas de las amenazas, incluso por allá se han metido terroristas con fines aviesos contra Estados Unidos y también tienen mucha gente adicta. Los alegatos de los políticos de ese país contra México, que dicen que les avergüenza que se les comparte con nuestro país, dándose golpes de pureza, son en realidad un verdadero insulto que debería tener una respuesta clara de parte de Relaciones Exteriores por esas absurdas y arrogantes declaraciones, que lo que reflejan es una enorme envidia por los alcances actuales y potenciales de México dentro del tratado de los tres países.

La Presidenta Sheinbaum ya ha respondido en principio argumentos lógicos al planteamiento de Trump por medio de un comunicado inicial que gira sobre el análisis de los riesgos de acciones que pudieran conllevar decisiones drásticas. Pero aunque esa parte cumple con los protocolos diplomáticos, realmente el tamaño de las posibles consecuencias es de amplio espectro.

El hecho es que la presión es muy fuerte para nuestro país porque se dirige a elevar los precios de las mercancías que le exportamos a Estados Unidos y que significan un 40% del PIB, lo que va a desatar en el entorno empresarial trastornos de alton apremio para obligar sí o sí, que se tenga que cambiar sustancialmente la política obradorista aparentemente vigente en materia de seguridad, que es la de hacer lo menos posible en estos temas, incluso la de otorgar privilegios a los capos como reiteradamente se ha demostrado.

Este giro total pone en aprietos a la Presidenta Sheinbaum, que por principio está rodeada por un círculo de hierro obradorista que actúan únicamente en el común denominador de vigilar meticulosamente a la Presidenta en el puntual cumplimiento de las consignas del cacique. Ese grupo es una mezcla de Gestapo vernácula y sectarios ortodoxos de una cofradía que impediría llegar a acuerdos que enfrenten la realidad con soluciones.

En este caso los responsables de la seguridad deben tener mano para decisiones de alto impacto y no dejarles la opinión a los que derrumban las instituciones del país, y andan jugando según ellos, a la “destrucción del capitalismo” como son los integrantes del conciliábulo de conspiradores de tiempo completo que a la vez son los vigilantes que Obrador le tiene a la Presidenta.

Por eso lo más probable es que las operaciones de parte de las fuerzas armadas mexicanas se incrementen notablemente para combatir esta invasión que usa a nuestro país como como trampolín, y que, con todo y la carga propagandística que conlleva, tienen mucho de una realidad geopolítica innegable.

De actuar el gobierno mexicano en este tono de políticas realistas, que por cierto muchos en el mundo, antes de que Trump tome protesta ya están preparando en consonancia; la presidenta Sheinbaum podría establecer las líneas concretas de una nueva política, en la que sus proyectos no tendrían los obstáculos de las camarillas que ahora le impiden tomar posesión plena de sus responsabilidades.

El asunto de la forma como se resuelva este desafío, tendrá dosis de violencia no experimentadas, ahora se muestran parcialmente esos escenarios; porque las amenazas a la paz territorial de Norteamérica, y eso incluye por supuesto a México; tomaron posiciones y fortalezas que no se podrán desmantelar con las babas de abrazos no balazos.

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