Rubén Cortés.
Un viejo lobo como el priista Jiménez Espriú, vio venir la matazón que sacude hoy las aduanas de México, desde que López Obrador las convirtió en un coto de mafiosos: Jiménez Espriú le renunció como titular de SCT porque “esto tendrá una grave trascendencia”.
El viernes ejecutaron en Colima al contraalmirante Fernando Rubén Guerrero Alcántar: le sorrajaron dos tiros en la cabeza. Había sido director de la Aduana Marítima de Veracruz y en la Región Décima, en Manzanillo.
También en Manzanillo habían matado el 30 de mayo a Sergio Emmanuel Martínez Covarrubias, quien llevaba dos días como administrador de Operación Aduanera. Su cuerpo apareció en una carretera, envuelto en una bolsa, con agujeros de balas.
Igualmente en mayo, le metieron dos balazos en la cabeza a Carlos Narváez Romero, quien se perfilaba para ser el director de la Agencia Nacional de Aduanas. El asesinado era sobrino de Octavio R9mero, entonces Director de Pemex, y hoy de Infonavit.
Narváez, tabasqueño como su tío, era vinculado amistosamente a López Obrador, y con los Mollinedo, también de Tabasco, una familia de la que es jefe Nico, el exchofer de López Obrador y cuyo primo Rafael Marín Mollinedo fue director de Aduanas.
El asesinato de Narváez quedó vinculado en las investigaciones de las autoridades con la ejecución de Sergio Carmona “El Rey del Huachicol”, quien al momento del asesinato aparecía en una investigación del FBI en Estados Unidos.
La ejecución de Narváez le pegó a la gobernadora del Estado de México, Delfina Gómez, porque Narváez era persona de todas las confianzas de Horacio Duarte, su secretario de Gobierno, quien fue director de la Agencia Nacional de Aduanas.
Antes de irse al gobierno de Delfina Gómez, Horacio Duarte había propuesto a Narváez como su sucesor en Aduanas, pues para ello lo venia adiestrando como director de Procedimientos y Evaluación de Aduanas. El plan de Duarte acabó con la muerte de Narváez.
A 45 días de que Duarte dejara Aduanas, en el oficio 812, el Ejército advirtió y solicitó al Centro Nacional de Inteligencia investigar presuntos delitos cometidos en el sistema de Aduanas, como sobornos, extorsiones y huachicol.
De acuerdo con el documento, el entonces general secretario de SEDENA Luis Cresencio Sandoval le solicitó al general Audomaro Martínez, jefe del Centro Nacional de Inteligencia, trabajar sobre casos de una red de corrupción.
El documento incluía a Juan Carlos Madero, Álvaro Alejandro Hernández (Director general de Evaluación), Alejandro César Reyna (Director general de Tecnologías de la Información), y Leonel Arturo Escalona: los tres trabajaron a las órdenes de Duarte.
El viejo lobo Jiménez Espriú se lo advirtió a López Obrador: “Esto tendrá una grave trascendencia”. López Obrador no escuchó.
Y hoy Aduanas es zona de peligro.