Rubén Cortés.
Son alarmantes las cifras de dinero tirado durante el gobierno pasado: nueve mil millones de pesos más de lo previsto en el AIFA; 460 mil millones de pesos, en el Tren Maya; y más de ocho mil millones en de Dos Bocas. Y aparte, se esfumaron otros 106 mil millones.
La Auditoría Superior de la Federación detectó la desaparición de 106 mil 829 millones de pesos, por irregularidades en las cuentas públicas de 2019 a 2023, durante el mandato de López Obrador. Ese dinero de perdió casi todo en el Edomex y Veracruz.
En el desbarajuste de lana del erario que resultó el sexenio anterior, la ASF informó también que, el propio expresidente, dejó el cargo hace un mes sin aclarar el destino de 32 mil millones de pesos, que manejó la oficina de la presidencia: se evaporaron.
Sin embargo, lo más seguro es que se trate de más dinero perdido, pues lo dice la ASF, que es ya un organismo muy contenido a la hora para supervisar al poder, pues López Obrador le casi toda la autonomía que tuvo en el periodo democrático (2000-24).
Mientras, el INAI (al cual Sheinbaum desahució en su primer mes de mandato había informado sobre los excesos de dinero gastado en las construcciones personales de López Obrador: AIFA, Tren Maya y Dos Bocas: excesos vinculados a la corrupción.
Veamos:
–El AIFA iba a costar 79 mil 305 millones de pesos, pero acabó costando 88 mil 107 millones de pesos.
–El Tren Maya iba a costar 230 mil millones de pesos, pero acabó costando el triple.
–La refinería de Dos Bocas iba a costar ocho mil millones de pesos y acabó costando 16 mil 816 millones de dólares.
Además del despilfarro del dinero aprobado en el Presupuesto, López Obrador gastó los fondos de estabilización del Estado mexicano para enfrentar crisis, y dejó el aumento de deuda más alto en la historia de México, con 6.6 billones de pesos.
El desaseo económico que hereda el expresidente a su sucesora puede ser letal para los programas sociales, añadido al endeudamiento interno de un billón 990 mil millones de pesos; y un endeudamiento externo es de 18 mil millones de dólares.
Otro legado poco saludable para la presidenta es que su gobierno tendrá que desembolsar 19 mil 630 millones, debido a la cancelación que hizo López Obrador del aeropuerto de Texcoco, aunque estaba construido en un 30 por ciento.
Al final, lo que sucedió fue deprimente para el país: el gobernante que fue electo por prometer cuidar, como nadie en la historia, los caudales nacionales, se comportó como un botarate… por decirlo de la manera más cuidadosa.
Lo gastó como si fuera suyo.