Pedro Páramo. Mas allá de la historia y la literatura

Boris Berenzon Gorn

Boris Berenzon Gorn.

“De aquí para allá y de allá más allá”.

Fulgor Sedano. (Pedro Páramo)

 

La reciente propuesta de Netflix, dirigida por Rodrigo Prieto, de Pedro Páramo, la obra maestra de Juan Rulfo, ofrece una nueva dimensión a una narrativa que ha resonado profundamente en la literatura mexicana. Este breve escrito se propone analizar el encuentro entre la historia y la literatura. También podemos ver con prisa, pero sin pausa, el papel de la memoria en la construcción de una conciencia crítica, y la noción de comunidad como refugio frente al dolor, todo ello reflejado en la historia de Comala.

Hay muchas rutas para acercarse a Pedro Páramo, una de ellas es el tamiz de la historia es fundamental situar la obra en el contexto histórico en el que fue escrita. La importancia de las historicidades como reflejos de la cultura en el tiempo y el espacio es fundamental para entender cómo las obras literarias pueden capturar las tensiones entre pasado y presente, entre lo colectivo y lo individual. En Pedro Páramo, Juan Rulfo maneja con maestría este concepto, utilizando la historia de Comala no solo como un escenario de recuerdos y sufrimientos, sino como un espacio cargado de resonancias culturales y sociales que atraviesan generaciones. A través de su narrativa fragmentada y su mezcla de voces, Rulfo no solo crea una crónica de la vida rural mexicana, sino que también refleja la influencia persistente del pasado en la conciencia colectiva, donde la memoria colectiva se convierte en un espejo del presente.

El pueblo de Comala, suspendido entre lo real y lo mítico, se impone como un microcosmos de la historia nacional, donde las huellas del dolor, la injusticia y la desolación se transmiten de una generación a otra, marcando la identidad de sus habitantes. Así, las historicidades en la obra de Rulfo son más que simples datos temporales: son una forma de resistencia cultural, una manifestación de cómo el tiempo y la memoria configuran y definen una comunidad y su manera de enfrentarse a la adversidad. Rulfo, nacido en Jalisco en un periodo marcado por la Revolución Mexicana y la Guerra Cristera, traduce sus experiencias de violencia y desolación en una prosa que captura la esencia de un México herido. Su infancia estuvo marcada por la pérdida, lo que lo llevó a plasmar la desesperanza y el sufrimiento en sus escritos.

“Las Ficciones de Macario” (Homenaje a Juan Rulfo), Alejandro Quijano, quijanygrafía sobre papel sulfatado, 2024

¿Cómo influye el contexto histórico de la Revolución Mexicana en la narrativa de Pedro Páramo? La obra refleja el impacto de la violencia y el desarraigo en la identidad mexicana, revelando cómo la historia personal de Rulfo se entrelaza con la historia colectiva del país. ¿Qué papel juega la memoria en la narrativa de Rulfo y en la construcción de la identidad? La memoria se presenta como un tren de susurros para confrontar el dolor y el sufrimiento, permitiendo que el pasado informe el presente y guíe el futuro. ¿De qué manera se manifiestan las dinámicas de poder en la obra de Rulfo? A través de la figura de Pedro Páramo, Rulfo reprocha el caciquismo y el machismo, evidenciando cómo estas estructuras perpetúan la deshumanización y el sufrimiento en la comunidad.

La historia proporciona el trasfondo necesario para que la literatura cobre vida; en este sentido, la novela se convierte en un puente que conecta la precisión de los hechos con la narrativa literaria. Rulfo utiliza el pueblo de Comala como un microcosmos que refleja las desdichas nacionales. La atmósfera sombría que envuelve la novela no solo es un reflejo de la melancolía del pueblo, sino también de la desolación espiritual de sus habitantes. A través de elementos del realismo mágico mexicano”, en el que destacan autores como Elena Garro, Carlos Fuentes y, en ocasiones, Juan José Arreola, Rulfo logra fusionar lo cotidiano con lo fantástico. Así, las voces de los muertos se entrelazan con las de los vivos, creando un efecto hipnótico que atrapa al lector en una red de recuerdos y emociones.

Rulfo emplea su voz para narrar no solo las vivencias individuales de sus personajes, sino también para dar forma a un dolor colectivo. La célebre frase de Dolores Preciado: “Encontrarás más cercana la voz de mis recuerdos que la de mi muerte, si es que alguna vez la muerte ha tenido alguna voz”, resuena como un eco del sufrimiento que trasciende a los personajes. Este diálogo entre la historia y la literatura permite que los lectores se empapen de un pasado accesible y revelador, descubriendo las raíces de una realidad social compleja.

La memoria desempeña el papel en la construcción de la identidad colectiva. En Pedro Páramo, el pueblo de Comala, como la de otros muchos pueblos de México no solo es un escenario de tragedias sin relatos, sino un símbolo de la memoria histórica que arrastra consigo el peso de generaciones. Las resonancias de las almas en pena narran historias de abandono, traición y pérdida, reflejando un trauma que perdura en el inconsciente social.

El abandono al que se refiere Dolores Preciado con su lamento: “El abandono en que nos tuvo, mi hijo, cóbraselo caro”, es una crítica a la deshumanización que los individuos sufren en manos de estructuras de poder corruptas. La figura del cacique, representada por Pedro Páramo, se erige como una metáfora de la opresión y el machismo, revelando una crítica social que sigue siendo pertinente en el México contemporáneo. La obra no solo narra la historia de un hombre en busca de su padre, sino que también expone las dinámicas de poder que perpetúan el sufrimiento, haciendo eco de la realidad actual en muchas comunidades mexicanas.

La memoria, en este contexto, actúa como un recurso inevitable para confrontar las injusticias del pasado. Las voces de los muertos en Comala, a menudo cargadas de resentimiento y tristeza, sirven para recordarnos que el pasado no se puede ignorar. Rulfo utiliza estas voces para construir una crítica social que invita a los lectores a reflexionar sobre las realidades que aún persisten en la sociedad mexicana.

La noción de comunidad en Pedro Páramo se convierte en un refugio para los personajes, quienes cargan con los mismos dolores y sufrimientos. La interrelación entre los vivos y los muertos simboliza cómo el pasado persiste en el presente, creando un espacio donde el dolor se comparte y se entiende en su complejidad. La voz de Susana San Juan, al preguntar: “¿Qué haré ahora con mis labios sin su boca para llenarlos?”, encapsula la intimidad del sufrimiento humano y la búsqueda de conexión en medio de la desolación.

Las relaciones entre los personajes también revelan un sentido de pertenencia que, a pesar de la tragedia, ofrece un resguardo emocional. El pueblo de Comala, a través de sus relatos y recuerdos, se convierte en un testimonio del sufrimiento social, subrayando la importancia de enfrentar el pasado para forjar un futuro más consciente. Las comunidades que han sufrido tienen la responsabilidad de recordar y de contar sus historias, no solo para honrar a quienes han padecido, sino también para sortear el olvido y verlo desde el presente como parte de nuestro patrimonio emocional.

La obra de Rulfo invita a la empatía, al entendimiento de que el dolor es una experiencia compartida. Este sentido de comunidad se presenta como una forma de resistencia frente a las adversidades, donde cada personaje, con su historia personal, se convierte en parte de un entramado más amplio que refleja la complejidad de la vida en México. La desesperación y el anhelo de redención se entrelazan, creando un tejido narrativo que invita a la reflexión sobre nuestras propias comunidades y las historias que estas albergan.

En un mundo donde las verdades incómodas a menudo se evitan, Pedro Páramo es un testimonio solido de la lucha humana por el significado y la identidad.  El dialogo entre la historia y el inconsciente colectivo, continúa dando forma a nuestra comprensión del pasado y del presente. Rulfo, con su prosa evocadora, nos recuerda que las historias de nuestros antepasados son esenciales para entender nuestro lugar en la sociedad actual.

 

Manchamanteles

Carlos Martínez Assad, uno de nuestros intelectuales mayores, ha comprendido e interpretado siempre el valor de las regiones en México y la importancia del vínculo entre la historia y la literatura. Hace más de veinte años, moderé una mesa en la que Carlos dialogó con Ignacio Solares sobre este tema. En esa ocasión, no hice nada, más que escuchar, maravillado, lo que ambos decían. Tiempo después, esa conversación se publicó como una entrevista, un verdadero regalo de Martínez Assad. Búsquenla, y les auguro una lectura tanto grata como sabia. Martínez Assad es un ser generoso, tanto vital como intelectualmente; para mí, un maestro. En una reciente entrevista sobre su último libro, El cielo prometido y el infierno tan temido —que pronto reseñaremos aquí— nos dice: “Se trata de una reivindicación de la provincia como un sitio que ha sido abandonado por la literatura”.

La alusión al conocido soneto a Cristo crucificado, famoso por su forma exquisita y llena de pasión, y por su verso inicial “No me mueve, mi Dios, para quererte”, es una garantía de la lectura de la que pronto daremos cuenta. Debo decir que conocí este soneto gracias a las clases preparatorias que recibí de Germán Dehesa, quien habló durante dos horas sobre el poema. Me impactó tanto entonces como lo hace ahora, o tal vez hoy incluso más.

Narciso el obsceno

El narcisismo se caracteriza por la falta de memoria y la falta de empatía hacia los demás.

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