Raúl Flores Martínez.
La presencia de sicarios guatemaltecos en Guerrero responde a la creciente demanda de fuerzas violentas por parte de los cárteles mexicanos que buscan controlar el estado, un territorio estratégico por su conexión con rutas de tráfico de drogas hacia el norte.
Los grupos criminales, como el Cártel Jalisco Nueva Generación y el Cártel de Sinaloa, han comenzado a emplear mano de obra de origen guatemalteco para sus operaciones de alto riesgo, debido a su experiencia en el combate urbano y en las tácticas de intimidación.
Las autoridades mexicanas han identificado la intervención de sicarios extranjeros como un nuevo factor en la violencia estatal. Sin embargo, la presencia de sicarios extranjeros añade una complejidad adicional a la violencia, ya que estos individuos suelen moverse de forma rápida y altamente organizada, dificultando el trabajo de
Los ciudadanos de Guerrero viven con el temor de ser atrapados en el fuego cruzado de estas luchas territoriales. La intervención de sicarios guatemaltecos en México supone un reto adicional para las autoridades, que ya se encuentran sobrecargadas en su intento de reducir la violencia en Guerrero.
La Fiscalía General de la República y el Ejército Mexicano han incrementado los operativos en áreas críticas del estado, sin embargo, los recursos limitados y la corrupción en algunos sectores dificultan el combate efectivo a este fenómeno.
Los expertos en seguridad sugieren que la cooperación entre México y Guatemala debería ser reforzada, principalmente en áreas como el intercambio de inteligencia y la mejora de la seguridad fronteriza.
Sin embargo, la falta de un acuerdo efectivo de colaboración en temas de seguridad entre ambos países y los desafíos de logística en áreas remotas hacen que los esfuerzos para contenerlos sean insuficientes.
La problemática de los sicarios guatemaltecos en Guerrero muestra la dimensión transnacional del crimen organizado en México, en un contexto donde los cárteles locales no dudan en expandir sus redes de reclutamiento más allá de sus fronteras, la violencia en Guerrero se convierte en un reflejo de la interconexión del crimen.
La incursión de estos sicarios guatemaltecos no solo aumenta la violencia en Guerrero, sino que también representa una amenaza que requiere una respuesta integrada entre los gobiernos de ambos países. Sin duda, la lucha por el control territorial en Guerrero ha escalado a nuevas alturas, y la presencia de estos nuevos actores internacionales exige una acción coordinada para frenar esta ola de violencia que impacta a miles de personas.