Carlos Arturo Baños Lemoine.
Pinta para ser una gobernante mediocre (sí, “gobernante”, porque es participio activo). Recién entrada en la Presidencia de la República, Claudia Sheinbaum ya está demostrando su capacidad para negar la realidad así como su profunda ignorancia sobre ciertos temas vitales para el país, cual es el caso del tema de la inseguridad. Igualita que su antecesor y padrino político, Andrés Manuel López Obrador.
Ahora resulta que el terrorismo no es terrorismo. Y aunque esto lo sostuvo Claudia Sheinbaum con respecto al coche-bomba que estalló las primeras horas del pasado jueves 24 de octubre, en Acámbaro, Guanajuato, lo cierto es que no sólo este hecho debe ser considerado terrorismo, sino muchos otros que se han presentado en no pocas localidades de México como parte del amedrentamiento sistemático que el crimen organizado lleva a cabo en contra de la población civil. Y esto incluye los modernísimos bombardeos con drones en áreas rurales y serranas.
Y es que, de acuerdo con el artículo 139 del Código Penal Federal, queda claro que estamos ante actos de terrorismo cuando se utilizan combustibles, explosivos, armas de fuego o cualquier otro medio violento de similar naturaleza para causar intencionalmente incendios de bienes o servicios, ya sean públicos o privados, con la intención de afectar la integridad física y/o emocional de las personas produciendo alarma, temor o terror en la población o en un grupo o sector de ella. Y esto por decir lo menos.
Y, por ello, no sólo es terrorismo el coche-bomba de Acámbaro, sino también: a) todos los bloqueos de vías terrestres de comunicación (calles, carreteras, puentes, etc.) que se llevan a cabo incendiando autos, camionetas o camiones; b) todas las cotidianas balaceras e incendios en espacios cerrados y abiertos, privados y públicos, a cargo del crimen organizado; y c) todas las manifestaciones incendiarias y vandálicas por parte de “normalistas revolucionarios” (como los ayotzinapos) y de las sectas feministas.
Pero nos queda claro que el andamiaje analítico de Claudia Sheinbaum y d sus inútiles monigotes, como el “súper policía” Omar García Harfuch, es tan malo como mala es su respuesta a las acciones terroristas de cínicos criminales y de “activistas sociales”.
¿Qué está esperando la Presidente Claudia Sheinbaum para aceptar el terrorismo que se ejerce en México? ¿Acaso quiere que lleguemos a los niveles de ETA en España, de Sendero Luminoso en Perú o de Pablo Escobar en Colombia? ¡Caramba, vaya que no hay peor ciego que el que no quiere ver!
Y mejor aquí le paro a la crítica hacia la primera Presidente de México, la Doctora Claudia Sheinbaum, porque, si no, capaz de que me acusan de estar ejerciendo “violencia política en razón de género”, ese escudo inventado por las feministas ineptas y corruptas para evitar que se les critique.
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