Raúl Flores Martínez.
Al escribir estás línea estoy en el Puerto de Veracruz, estoy realizando un trabajo sobre las desapariciones de personas en este estado, donde puedo asegurar que en Veracruz enfrenta una crisis de desapariciones que ha alcanzado niveles alarmantes en los últimos años con miles de personas reportadas como desaparecidas y una sociedad cada vez más afectada por la inseguridad y la impunidad, el estado se ha convertido en uno de los epicentros de este problema en México.
Familias de víctimas y colectivos de búsqueda han denunciado la falta de respuestas efectivas por parte de las autoridades, lo que ha profundizado la desesperación y la incertidumbre.
Desde hace más de una década, Veracruz ha sufrido una creciente crisis de seguridad, vinculada en gran medida al crimen organizado y la presencia de múltiples cárteles que disputan el control del territorio. Esta situación ha resultado en una serie de delitos graves, entre ellos, la desaparición de personas. Según datos oficiales, el número de desaparecidos en Veracruz se cuenta en miles, y el estado se posiciona entre los primeros en México en cuanto a casos de desaparición.
La situación se ha vuelto particularmente crítica en ciudades y regiones como el puerto de Veracruz, Coatzacoalcos, Minatitlán y Poza Rica, lugares estratégicos para el crimen organizado y zonas de alta actividad económica que se han visto envueltas en una ola de violencia. Sin embargo, las desapariciones también han afectado a comunidades rurales, donde en muchos casos el temor y la falta de recursos impiden una localización.
Uno de los aspectos más graves de esta crisis es la alta impunidad, las familias de las víctimas y los colectivos de búsqueda denuncian que el acceso a la justicia es extremadamente limitado.
La mayoría de los casos permanecen sin resolver, y la falta de investigaciones efectivas genera una sensación de abandono e impotencia entre los afectados, el miedo y la desconfianza hacia las autoridades han llevado a que muchas personas no denuncian las desapariciones por temor a represalias o porque no confían en las autoridades.
Además, la crisis de desaparecidos en Veracruz ha puesto en evidencia la falta de recursos materiales y humanos en la fiscalía estatal y los cuerpos de búsqueda carecen de personal, equipo y presupuesto adecuados para investigar, documentar y resolver estos casos.
Los pocos recursos disponibles limitan también la capacidad de realizar búsquedas en zonas donde se ha reportado la existencia de fosas clandestinas, y donde las autoridades se ven superadas por la magnitud de la creciente ola de desapariciones.