Alejandro Rodríguez Cortés*.
Hay que decirlo con todas sus letras: México está al borde del caos, que se quiere cubrir con niveles de supuesta popularidad presidencial y una grosera y artificial mayoría oficialista en el Congreso de la Unión.
No es exageración. Claudia Sheinbaum heredó un gobierno con las finanzas al borde del colapso, con un déficit gigantesco y una deuda cereciente para cubrirlo; violencia desbordada en el norte y en el sur, con peligrosos brotes en la mismísima ciudad de México; crisis no resuelta de abasto de medicamentos; sistema educativo y sanitario en ruinas; descrédito mexicano en el extranjero y el largo etcétera de una nación compleja.
Pero por si esto fuera poco, la necedad de llevar adelante una reforma al poder judicial nos conduce rápidamente a un sistema autocrático, donde la presidenta Claudia Sheinbaum y su antecesor tras bambalinas, serán la única ley que mande sobre más de 125 millones de mexicanos que poco a poco quedan a merced de una voluntad única o dicotómica.
Porque aún suponiendo que sería positivo el claramente absurdo mandato de elegir por voto popular a jueces, magistrados y ministros de la Suprema Corte, ello ocurrirá hasta junio de 2025 y mientras tanto prevalece la estructura que imparte justicia, y ésta ya fue desconocida nada más y nada menos que por la mandataria, quien apenas hace unos días juró cumplir y hacer cumplir con la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Cuando Sheinbaum declara frente a la Nación que no pausará el proceso de reforma aunque esté controvertido o incluso haya una suspensión judicial sobre la materia, simple y llanamente comete desacato.
Sí, la jefa del Ejecutivo muestra el camino para no cumplir la ley, si ésta va en contra de los afanes de la mal llamada Cuarta Transformación y su caótico segundo piso.
El periodista Pascal Beltrán del Río preguntó en la red social X: “Si la autoridad desacata las suspensiones dictadas por los jueces, ¿con qué autoridad pedirá que los demás ciudadanos respetemos la ley? ¿Vamos todos a poder decir ‘ese fallo judicial no lo cumple porque considero que el juzgador no tiene facultades’ ¿A dónde nos llevaría eso?”
Yo le contesté a Pascal: ¡a la ley de la selva!
Sí: la violenta jungla mexicana estará definitivamente en las manos del rey león escondido en Palenque, con su heredero Simba recorriendo el territorio con una manada de abyectos aplaudidores, y con una obediente leona despachando en Palacio Nacional.
Y ahora cito a Guadalupe Acosta Naranjo: “Las únicas resoluciones que la presidenta Claudia Sheinbaum NO va a desacatar, son las que le dicte Andrés Manuel López Obrador”.
Trágico.
*Periodista, comunicador y publirrelacionista
@AlexRdgz