La diputada Noemí Berenice Luna Ayala, coordinadora del Grupo Parlamentario del PAN, llamó a la población a recuperar la capacidad de indignación para alzar la voz, exigir paz, reclamar justicia y detener la destrucción de la República, como un “contundente exhorto a la sociedad a no normalizar las violencias que consumen a México.
“Ya no podemos permanecer callados ante la ineficacia de gobiernos, crímenes de Estado, corrupción, inseguridad, abandono de la población y devastación de la República. El inicio del nuevo gobierno es el mejor momento de denunciar y actuar para cambiar el rumbo”, aseveró en un comunicado.
Lamentó que el país viva situaciones sociales tan graves ante la indiferencia de gobiernos y población, quienes voltean para otro lado y hacen como que no pasa nada. Por ello preguntó: “¿Cuándo fue que México dejó de indignarse y comenzó a aceptar la violencia como nuestro pan de cada día?”
La líder parlamentaria señaló que esta pregunta busca sacudir a la sociedad y provocar la reflexión y, sobre todo, encender una llama de indignación, pues “la sociedad mexicana parece haber perdido la capacidad de indignarse, de alzar la voz, de reclamar justicia. Hoy la crisis nos asfixia y parece que estamos paralizados”.
Recordó que hace algunos años la sociedad se escandalizaba cuando se cometía un asesinato, una desaparición o un feminicidio. “Actualmente en la nación se registran cerca de 100 asesinatos diarios, desaparece una persona cada 40 minutos y se cometen dos feminicidios al día. Y parece que no pasa nada”, señaló.
Como el más claro ejemplo de las problemáticas que enfrenta el país mencionó a las madres buscadoras, feministas agredidas, maestros a los que no se les paga, jubilados que no reciben sus recursos, campesinos que exigen apoyos, indígenas que piden inclusión y trabajadores del Poder Judicial que se movilizan por toda la nación, sectores que no son escuchados por sus autoridades.
Una muestra más, dijo, son los ataques contra menores de edad, que unían a la sociedad en la exigencia de justicia. “Hoy 14 niñas, niños y adolescentes desaparecen diariamente en México. Cada hora ocurren cuatro abusos sexuales, 6.4 millones de personas entre 3 y 18 años no van a la escuela y el 9.89 por ciento de la población menor de 18 años vive en pobreza. Y parece que no pasa nada”.
Luna Ayala agregó que las necesidades urgentes de la gente ya no son prioridad y en lugar de atenderlas en el sexenio pasado billones de recursos públicos se desviados a las megaobras personales de Dos Bocas, Tren Maya, Tren Interoceánico y Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, que duplicaron y triplicaron su costo y son monumentos a la opacidad y la corrupción.
En el pasado gobierno la corrupción se volvió cotidiana, apuntó al indicar que la “Estafa Maestra” de Enrique Peña Nieto causó irritación social por el desvío de 7.6 mil millones de recursos públicos. Sin embargo, pocos se inmutaron por los 15 mil millones, perdidos en el robo de la “Transformación de Cuarta a Segalmex”, instancia que desaparecerá la actual presidenta para que ya no se investigue.
“En el 2023 el gobierno mexicano cometió un crimen de Estado cuando por negligencia fallecieron 40 migrantes y una veintena más resultaron heridos en el incendio de la estación del Instituto Nacional de Migración (INM) de Ciudad Juárez. Esa falta se volvió a repetir el pasado 2 de octubre del 2024, cuando el Ejército Mexicano asesinó en Chiapas a seis migrantes e hirió a 12 más en una persecución”, indicó.
“El oficialismo intenta acabar con la República y la división de poderes. Para ello utiliza su mayoría legislativa en el Congreso de la Unión para reformar a su antojo la Constitución y debilitar al Poder Judicial, someter a elección a juzgadores, plantea desaparecer los organismos autónomos, militariza al país con la adhesión de la Guardia Nacional al Ejército, sometió a los órganos electorales y todas las semanas el crimen organizado asesina a políticos, gobernantes y gente trabajadora”, asentó.
Luna Ayala enfatizó que el medio ambiente también sufre la indolencia de las autoridades, pues el daño ecológico por la construcción del Tren Maya deforestó 5 mil 610 hectáreas de selva, por la tala de 7 millones de árboles, y la contaminación de decenas de cenotes. Y recordó la devastación en Acapulco por los huracanes “Otis” y “John”, población que aún sigue abandonada por los gobiernos morenistas.