Carlos Arturo Baños Lemoine.
Una más de la tragicomedia mexicana, pues resulta que la Cuarta “Transtornación” Mental se halla festejando que Genaro García Luna ha sido condenado, en EEUU, a casi cuatro décadas de prisión mientras nuestro país se halla sumido en un caos: cientos de asesinatos (algunos de ellos con decapitación incluida), militares y guardias nacionales involucrados en homicidios de civiles indefensos en operativos fallidos, balaceras sorpresivas, cierres carreteros, vehículos incendiados, vandalismo en calles y negocios, disputa de territorios por parte de bandas criminales, extorsión al por mayor, varias localidades en virtual toque de queda, etc.
Para los partidarios de la 4T, la sentencia contra García Luna se inscribe dentro del acariciado sueño de venganza inherente a ese esperpento político. El Tirano de Macuspana y su sucesora, la Presidente Claudia Sheinbaum, se mojan los labios al constatar que uno de los colaboradores más cercanos de Felipe Calderón ha sido condenado por una Corte de EEUU, sin ponerse a reflexionar en que los cuestionables criterios utilizados por los gringos para condenar a García Luna el día de mañana se pueden usar para condenar a cualquier otro funcionario mexicano, incluidos AMLO y Sheinbaum. En fin, que su sed de venganza les impide pensar con sensatez las cosas.
Y, más allá de todo el show mediático en torno a la condena de García Luna, México, como Estado, país y sociedad, sigue sin entender que al narcotráfico no se le puede derrotar y que cualquier “guerra” en su contra está destinada al fracaso. ¡Qué importa el destino de García Luna si, de ser ciertas las acusaciones en su contra, no dejaría de ser más que una pieza dentro de toda la maquinaria delictiva! Una pieza prescindible y pasajera.
El error de siempre, el error de los gringos y de todos; un error con claros visos de estupidez: pensar que al agarrar a un “gran maleante” se avanza en la lucha contra el mal. Vaya, al parecer de nada nos han servido las grandes enseñanzas de la Hidra de Lerna. Y, por ello, la gente se deja engañar fácilmente. Además, pocos se formulan una pregunta clave al hablar del crimen organizado: ¿en dónde están los muchos colaboradores que, necesariamente, debió tener García Luna para ser el “malo” de esta película?
No se nos olvide, por favor, que en Sinaloa los dos polos del Cártel de Sinaloa se están disputando el liderazgo que quedó vacante; y lo están haciendo ante la mirada pasiva y/o cómplice incluso de los militares. No de balde, la Comandante Suprema Claudia Sheinbaum tuvo que remover al Comandante de la Tercera Región Militar (Durango y Sinaloa), General Francisco Jesús Leana Ojeda, por su torpe reconocimiento de la verdad, a saber: que la paz de Sinaloa depende del cese de hostilidades entre chapitos y mayitos.
Conclusión, de acuerdo con lo dicho por el General Leana Ojeda: ante el crimen organizado, las Fuerzas Armadas sirven para un carajo porque son meros espectadores.
¡Ah, pero ya condenaron a García Luna en EEUU! ¡Ya podemos dormir tranquilos!
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