Carlos J. Pérez García.
Son días de otoño en que observamos la continuidad de nuestra desgracia. Y el Premio Nobel de Economía fue otorgado a tres investigadores de prestigiadas universidades estadounidenses, sobre todo a partir del fascinante libro ‘Por qué fracasan los países. Los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza’, que resulta de especial interés y leí en el pandémico 2020.
Demuestran que un país requiere 1) un auténtico estado de derecho, 2) instituciones sólidas y 3) políticas públicas apropiadas. Estrictamente lo contrario a lo que AMLO le ha impuesto a Claudia Sheinbaum, lo que podemos confirmar en las nuevas mañaneras con retrocesos como la aberrante reforma judicial, la desaparición del INAI (transparencia) o la creación de una empresa constructora de vivienda.
También ponen de relieve que las malas decisiones de los gobiernos generan pobreza, y que la desigualdad se aleja de factores como el clima, la geografía o la cultura y los ancestros, con el ejemplo de las ciudades fronterizas Nogales, Sonora, y Nogales, Arizona, que tienen un nivel de vida diferente y sistemas nacionales distantes. Regresa la política al debate económico.
¡Al diablo con sus instituciones! y ¡No me vengan con que la Ley es la Ley! son proclamas que seguimos padeciendo. Todo ello le conviene a sátrapas populacheros como López Obrador, pero no a los mexicanos pues impide que nuestro país avance y tenga menos pobres.
Miren ustedes, malas mañas mostrábamos ya los mexicanos desde hace siglos. Lo poco que hemos cambiado estos años habrá sido para empeorar, sobre todo de 2015 a 2024… Tal como nos mostraba hace un par de décadas el filósofo y dibujante Paco Calderón, en los siglos XVII y XVIII México era más rico que sus vecinos del norte, en el XIX estábamos más adelantados que Japón y todavía a mediados del XX éramos más prósperos que Corea o Singapur. Se nos fue el tiempo en exaltar nuestros traumas, dividirnos y matarnos, lamentar nuestro infortunio, echarles la culpa a otros, esperar una y otra vez la venida del Mesías y engañarnos con que nuestros defectos son virtudes.
Pero, ojo, seguimos tropezando con las mismas piedras de nuestra arrogante ignorancia. Sheinbaum dice: “La economía florece cuando hay honestidad, disciplina y se riega desde abajo” … simplismos que le merecen ya burlas aún más crueles que a su jefe. No estaría de más que algún asesor le checara qué funciona y qué no, como está ya bastante claro.
Ni siquiera se moderan sus exigencias de que nos pidan perdón España o Felipe Calderón por presuntos agravios de tiempo atrás, y tampoco queda clara la intencionalidad de esas demandas. Es lo mismo, o peor.
Alguien dijo por ahí: En la historia, todos los grandes conflictos se han ocasionado por subestimar a un pinche loquito. Y habrá que ver si nuestras tragedias con la 4T se pueden detener o aminorar al ejercerse acciones penales a nivel internacional en contra de López Obrador, el titular del nuevo Maximato.
* UN DETALLE REVELADOR ES que, en los tiempos de los gobiernos liberales, tanto los turistas como los chilangos que se daban una vuelta al centro histórico de la capital del país podían recorrer el antiguo Palacio Virreinal (hoy Palacio Nacional). Ahora, en la conservadora Cuarta Transformación, está cercado por altas vallas que impiden acercarse incluso a la banqueta. ¿Seguirá esto así otros seis años?
* PARA LAS PRÓXIMAS SEMANAS pienso variarle un poco a los temas en esta columna. La idea es compartir algunos episodios relevantes que me tocó vivir con referencia a hechos y personajes como Ifigenia Martínez, Manuel Camacho Solís, Emilio Lozoya Thalmann, Carlos Salinas de Gortari, José Córdoba Montoya, Arsenio Farell Cubillas, Ernesto Zedillo y Esteban Moctezuma. No tendría mucho sentido repetir que tristemente el actual gobierno no es distinto al anterior.
Igual, podré ir abordando la narrativa de vivencias de interés en la capital de San Luis Potosí; la Ciudad de México (Internado, UNAM, Seguridad Social, Secretarías de Estado); Manchester, Inglaterra; Washington, DC; Los Angeles; Nueva York; Baja California Sur y Japón.
* EN UNA TIERRA DE abogados como Ponciano Arriaga o Cayetano García, mi abuelo, quien fuera director de la Escuela de Jurisprudencia de la UASLP, el magistrado Juan Pablo Gómez Fierro viene a ser un orgullo para los potosinos, mientras que el ex-diputado Juan Ramiro Robledo podrá ser visto como una vergüenza. Serían herencias del tiranuelo anti-jurídico.
@cpgarcieral