Alejandro Rodríguez Cortés*.
El sábado pasado me topé con dos muy lamentables citas que reflejan claramente lo que ha significado y significa el proyecto populista de la mal llamada Cuarta Transformación.
Al despertar, leí sin sorpresa pero con gran indignación un artículo de Vannessa Romero Rocha -una de las normalizadoras estelares de la 4T- que exalta las supuestas virtudes del proyecto de la presidenta Claudia Sheinbaum para invertir dinero público en ferrocarriles de pasajeros.
El cierre del texto publicado en el diario Reforma no tiene desperdicio ni justificación alguna: “…caminar para atrás es avanzar”, cerró Romero Rocha.
Y un poco más tarde, al abrir la sesión extraordinaria del Senado de la República para la “tómbola de la justicia”, el impresentable Gerardo Fernández Noroña, espetó: “El día de hoy, esta Asamblea lo único que hará es aplicar el azar para determinar qué mitad de personas juzgadoras van a ir a elección en junio de 2025 y qué mitad lo hará en junio de 2027.
Más claro, ni el agua: el destino de México y su sistema de justicia puesto en manos de la suerte, en lugar de fijarse una hoja de ruta seria y sensata. La mayoría legislativa del oficialismo al servicio de la sed de venganza del caudillo y de una infinita ambición de control político total para perpetuarse en el poder.
Penoso ver a un porro convertido en senador jugar a la República al mismo tiempo de irla convirtiendo en tiranía. Más triste aún leer a una articulista supuestamente académica convertida en propagandista del oficialismo. La porrista de la televisión aceptando que vamos para atrás pero eso es bueno si así lo decide el gran líder o su falsa sucesora.
Con este par de perlas cerró una semana en que continúan las exageradas loas al expresidente, así como la infinita repetición de la doctrina obradorista, incluidas las mentiras de siempre, como el supuesto funcionamiento de una refinería cara e inservible.
Una semana que mató cualquier resquicio de esperanza en cuanto a moderar el encono del poder contra todo lo que no sea “el pueblo bueno”. La semana en que se reiteró el absurdo de exigir una disculpa a España, nuestro segundo socio comercial en el mundo; la semana de una violencia exacerbada y no reconocida en Palacio Nacional; la semana en que se decapitó al alcalde de una capital estatal y se secuestró a un opositor; la semana de anunciar que todo seguirá igual en materia de energía mientras que la única refinería plenamente servible de Pemex, la que está en Estados Unidos, mató a dos personas por una fuga en sus instalaciones; la semana en que Claudia Sheinbaum mostró su talante autoritario por no querer dialogar sino ordenar.
El segundo piso ya se mostró. Más pronto que tarde se exhibe la continuidad, pero también la proximidad de una catástrofe constitucional, económica, fiscal, de seguridad y sanitaria.
Un nuevo gobierno que sigue a las órdenes del innombrable exmandatario, pero amenaza con ser aún peor. ¡Válgame!
*Periodista, comunicador y publirrelacionista
@AlexRdgz