Por. Carlos J. Pérez García
La semana pasada expresé aquí cierto pesimismo sobre la perspectiva del país con el nuevo gobierno, al igual que otros preocupados analistas. Ahora, quiero ser más preciso en cuanto a factores y posibilidades.
Me atrevo a adelantar una predicción sobre Claudia Sheinbaum Pardo: O cambia y logra independizarse de su creador, con voz propia y capacidad de decisión… O se hunde y se va con su continuación en un máximo de unos dos años. Claro, queda implícito que si cambia (si se deslinda de lo más negativo de su antecesor) … ni se hunde ni se va. Y el país podría tener un mejor futuro (incluso al abortar la “reforma” Judicial).
No habría una bronca o traición de su parte. Y, sin ingenuidad de la nuestra, sólo es cosa de que se hiciera cargo de exigencias de la realidad interna y externa para enderezar el camino, aunque mantenga mucho del discurso. Estos años he acertado en varios pronósticos y en otros no, pero los escenarios respaldan éste.
Hoy parece poseída por alguien, y menos apta de lo que cabría esperar… Un “desaparecido” se percibe por ahí en un gobierno que va tan mal como el anterior. Se cae ya en tontas burlas populistas como esa de subir el salario mínimo para que cubra dos veces y media la canasta básica, o pueden preverse medidas inevitables: endeudarse aún más para enfrentar las presiones heredadas, así como abrirse a proyectos de inversión mixta (público-privada) para alejar a Pemex y CFE del naufragio total. Sin esa participación (ni lucro o remanente) el país no saldrá adelante. Para lograr los objetivos sociales, es preciso que funcione la economía y lo fiscal.
Igual debemos considerar que, en la seducción de millones de mexicanos con engaños y regalos, su antecesor hizo que “el pueblo” le aceptara una serie de espejismos que no son productivos ni sostenibles, tal como se empieza a confirmar en la realidad. Con su elección de Estado y luego ciertos arreglos en los organismos electorales, se da esta frágil continuación.
Habla Claudia de que “habrá estado de derecho”, pero desacatan y ordenan desacatar suspensiones judiciales, lo que difícilmente convencerá a los inversionistas de que en México hay certeza jurídica. Además de confirmarse un claro autoritarismo con desprecio por la ley, se vislumbra una crisis Constitucional de efectos impredecibles.
Aunque la aconsejaran buenos abogados y economistas, es evidente que su lógica o intención no es jurídica ni económica. Ante ello y con poder, la ley y la racionalidad casi no cuentan al dictar o decretar. Pero ¿habrá heredado el blindaje de su tutor o acaso sólo recibió un estado fallido? ¿Y tenía razón el siempre enterado Porfirio Muñoz Ledo cuando le advirtió a él: “tu acuerdo con el narco no es heredable”?
Con todo, se ha precisado que el populismo no tiene una ideología fija y sobran ejemplos de izquierda o de derecha. Es, realmente, una estrategia para conquistar y conservar el poder, lo cual da una razón más por la que no tiene sentido llamarlos socialistas o comunistas; parecerían
más bien fascistas. Nuestro narcopolítico ha considerado “conservadores” a quienes siente distintos, aunque no entienda de esto ni tenga nada de liberal o progresista. Su amor al pueblo es de micrófono: nunca ayudó a los pobres a superarse con educación e ingresos por su trabajo en un proceso de generación de riqueza. ¿Podría CSP resultar tan primitiva?
Estamos en el trágico séptimo año de López Obrador, y su continuadora se desespera y tropieza al ver que empeora todo.
* LA MAESTRA IFIGENIA MARTÍNEZ es denostada por algunos que la tildan de “comunista” y le inventan haber dicho “hay que darle todo a los pobres”. Miren, fue directora de mi Facultad en la UNAM y una economista pionera que escribió el valioso libro ‘La distribución del ingreso en México’ (1970) en un país de enorme desigualdad. Es cierto que luego se asoció a demagogos populistas, pero ¿alguien se opone a que mejore la pésima distribución del ingreso?
Por otra parte, dicen que dijo hace tiempo: “Si alguna vez llega un gobierno fascista al poder, prefiero morirme”. Y agregan ahora: ¡Deseo cumplido!
* A LA BARBARIE DEL narcoterrorismo nos condujeron diversos gobiernos, sobre todo el anterior. Y esto se desborda ahora en casos como el de la decapitación del nuevo alcalde de la capital de un estado, lo que da al Congreso de Estados Unidos una justificación para intervenir. La 4T también nos lleva a que nuestra soberanía territorial esté en peligro.