Rubén Cortés.
Es un grupo político cerrado que respeta los derechos de sangre y la militancia histórica, donde si uno llega al poder, llegan todos. Por eso el comunista español Pablo Iglesias viene a por la lana: va a instalar aquí su plataforma digital Canal RED, conectada a Moscú.
Iglesias es, en la simbología de la izquierda, como un descendiente de los peregrinos del Mayflower del comunismo español. Porque su abuelo fue fundador del Partido Comunista Español. Ese derecho de sangre llevó al nieto hasta la vicepresidencia de España.
Es fuerte la influencia de Iglesias en un sector de Morena: una de las escasas entrevistas que dio López Obrador como presidente fue a Canal RED y fue hecha por la periodista risa Inna Afinogenova, bien conectada en el primer círculo de Putin en Moscú.
A partir de ahora habremos de acostumbrarnos a esa mística de los derechos de sangre y la militancia histórica. El presidente de Colombia, Gustavo Petro, dio el aviso, a tiempo y sonriente, durante la toma de posesión de Sheinbaum como presidenta de México:
“La compañera Claudia es, fue, colaboradora y militante del M-19 en México. Así que, el M-19 ha dado dos presidentes en América Latina, ella y yo”.
Por ese fervor a las alegorías en ese grupo político, es que la representación oficiosa española a la toma de posesión de Sheinbaum fue Irene Montero, eurodiputada y compañera sentimental de Iglesias. Es duro el culto al Mayflower comunista.
El ideograma de Iglesias es notorio en figuras de la nueva clase social y política dominante en México, como Martí Batres. La impronta se Iglesias está en la orden de Batres de quitar de la Constitución capitalina el principio de “respeto a la propiedad privada”.
Si la nueva administración capitalina continúa con lo iniciado por Batres, lo que sigue es que toda propiedad cuyo dueño no ocupe ni rente, pueda ser ocupada por quien la necesite, como planteó Iglesias en España, siendo vicepresidente del Gobierno.
La propuesta de Iglesias, desde su expartido político Podemos se llamó la Ley de la Patada en la Puerta: “Quien no ocupe ni rente alguna vivienda de su propiedad, ésta puede ser ocupada por alguna persona necesitada”.
Lo curioso es que después de plantear la Patada en la Puerta, el comunista Iglesias, se compró en 800 mil dólares un chalet en las afueras de Madrid, con una extensión de 260 metros cuadrados habitables, dos mil metros de jardín y alberca.
Tampoco olvidemos que, en México, Morena ya planteó que, cada dos años, el INEGI tenga acceso a la información bancaria y fiscal de la población para verificar su patrimonio inmobiliario y financiero, y así medir la desigualdad en el país.
Todo eso viene de la otra España.
