Francisco Garfias.
Palabras de Claudia Sheinbaum en su primer discurso como presidenta de México: “La Comandanta Suprema de las Fuerzas Armadas es una civil y es mujer, y nunca vamos a dar una orden para reprimir al pueblo de México.“
Pero sus buenas intenciones quedaron rebasadas por la realidad en el día dos de su mandato: militares dispararon, en una carretera de Chiapas, a una camioneta “como las que usan los delincuentes”. ¿Saldo? Seis migrantes muertos y otros diez heridos.
El parte de la Sedena dice que los dos elementos que usaron sus armas ya fueron separados de sus funciones.
Sheinbaum es completamente ajena a estos hechos violentos. Es obvio que ella no dio la orden. La masacre es consecuencia de la militarización de la seguridad pública. Es su bautizo de fuego como presidenta y vendrán más.
Decía Francois Mitterrand, uno de los hombres de estado más destacados en el Siglo XX: “En política y en el amor, las palabras suelen tener más peso que las cosas”.
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No es una buena señal que la nueva presidenta ni siquiera haya mencionado a la oposición en sus discursos o declaraciones. Tampoco los ha volteado a ver. Sabe que no los necesita.
Tiene a su disposición una mayoría calificada espuria en Congreso, cortesía de las autoridades electorales que sucumbieron a presiones externas en el caso de los diputados de lista.
No hay otra forma de explicar como tienen casi el 75 por ciento de las curules, cuando sólo obtuvieron el 57 por ciento de los votos en las elecciones legislativas.
La mayoría constitucional en el Senado se la deben a cuatro opositores que sacrificaron el sistema de justicia por conveniencia o porque fueron amedrentados en su persona o en sus familias: dos del PRD, uno del PAN y otro de MC.
Es pronto para juzgar, pero su actitud augura otros seis años sin diálogo, en un país polarizado, donde impera una especie de lucha de clases, versión Siglo 21.
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Ya el PAN ofreció colaborar con su gobierno. Lo hizo a través de Guadalupe Murguía, coordinadora de la bancada azul en el Senado, al fijar postura en la toma de protesta.
“Iremos por el diálogo, la búsqueda de acuerdos y un país con contrapesos… Acción Nacional extiende su mano, porque por encima de todo está México”, dijo la senadora de azul.
La respuesta de Claudia ha sido el silencio.
“Dejó con la mano estirada a la primera fuerza de oposición en este país”, se quejó Marko Cortés, jefe nacional del PAN.
Otro senador panista, Ricardo Anaya, confiesa su preocupación por el sesgo partidista que la presidenta Sheinbaum le ha dado a su lenguaje. Recordó que su discurso en el Zócalo lo cerró con un ¡Viva la Cuarta Transformación!
“Es un poco como si Vicente Fox hubiera cerrado su primer discurso con un “¡Viva Acción Nacional!”, comparó.
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La deuda pública y las pérdidas de Pemex son bombas de tiempo que AMLO le heredó a la presidenta Claudia Sheinbaum. Si llegaran a explotar, tendríamos la peor crisis económica de este siglo, según los expertos.
El senador Ricardo Anaya lo recordó ayer en la instalación de la Comisión de Hacienda de la Cámara Baja.
La deuda pública durante el primer piso de la 4T creció de 11 a más de 16 billones de pesos. Como proporción del PIB, va a cerrar este año en alrededor de 5.9 por ciento.
“Esto es el déficit fiscal, es decir, endeudamiento más alto en los últimos 36 años. Y como están agotados prácticamente todos los fondos de reserva, pues ahí hay una bomba de tiempo”, advirtió.
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Otro desafío mayor son las pérdidas de Pemex. Durante el sexenio anterior, Pemex Refinación perdió más de 980 mil millones de pesos, a pesar de que le cuesta 14 dólares extraer un barril de crudo, que vende en más de sesenta dólares.
“Es una tendencia absolutamente insostenible para el país. Se tendrá que hacer cargo la nueva administración de esa herencia y por supuesto que nosotros, en este sentido, celebramos en anuncio de la nueva presidenta de que México empiece ya una transición seria hacia las energías renovables”, dijo Anaya.
El senador panista no pierde la esperanza de que las cosas mejoren, de que las decisiones se tomen basadas en evidencias y no en ocurrencias.
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Noroña acusó ayer a “los remolones” del Poder Judicial de negarse a entregar la información requerida para elaborar la convocatoria de la elección de jueces, magistrados y ministros. Le dijeron que todavía tienen 15 días para entregarla.
Se quejó incluso que a Rubén Cayetano, secretario técnico de la mesa directiva de la Cámara baja, lo atendieron como “pedigüeño” afuera de la SCJN.
El morenista convocó a los reporteros de la fuente para revelar que envió una carta a la ministra Norma Piña, presidenta de la SCJN, para señalar con precisión la información requerida y avisó:
“Ahorita, saliendo, voy a estrenar el teléfono rojo, que sí existe, y ahí está la extensión de la ministra presidenta, y le voy a marcar y le voy a decir “Acabo de dar a conocer que nos pasó esto, por qué no nos ayudan a superar toda falta de comunicación” “, advirtió.
FIN.