Raúl Flores Martínez.
El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador se acerca a su final en medio de una profunda crisis de inseguridad y un cúmulo de promesas incumplidas, muchas de las cuales han sido reiteradas a lo largo de su mandato durante las conferencias matutinas.
Lo que comenzó como un proyecto de transformación con la promesa de no mentir, no robar y no traicionar, ha dejado un país sumido en la violencia, la desconfianza y la decepción de amplios.
Uno de los mayores fracasos de este gobierno ha sido la lucha contra la inseguridad. A pesar de prometer desde su campaña electoral que acabaría con la violencia, México ha experimentado algunos de los años más violentos de su historia.
Según datos oficiales, la cifra de homicidios dolosos superó los 30 mil anuales durante gran parte del sexenio, además, los feminicidios han seguido al alza, con al menos 10 mujeres asesinadas cada día.
A lo largo de su mandato, López Obrador implementó una estrategia de seguridad centrada en la creación de la Guardia Nacional, una fuerza que, paradójicamente, quedó bajo el mando militar a pesar de haber prometido devolver a los soldados a sus cuarteles.
Esto ha generado críticas tanto dentro como fuera de México, debido a la militarización de la seguridad pública y la creciente presencia del Ejército en tareas civiles. No obstante, los resultados no han mejorado, y la violencia sigue siendo el principal problema que enfrenta el país.
El cúmulo de mentiras y promesas incumplidas ha erosionado la confianza en el presidente, incluso entre algunos de sus seguidores. A pesar de mantener altos niveles de popularidad en ciertos sectores, muchas de sus decisiones y acciones han generado divisiones en la sociedad.
La destrucción del aeropuerto de Texcoco, la cancelación de proyectos clave, la confrontación constante con la prensa y los ataques a instituciones autónomas como el INE, han sido algunos de los factores que han polarizado a la ciudadanía.
En los últimos días de su gobierno, López Obrador enfrenta un escenario complicado. La inseguridad sigue desbordada, los proyectos insignia como el Tren Maya y la refinería Dos Bocas avanzan con sobrecostos y retrasos, y la falta de transparencia y rendición de cuentas ha sido un tema recurrente en su administración.