Por. Raúl Flores Martínez
A pesar del llamado del Presidente López Obrador a los grupos del crimen organizado para que no se peleen, Sinaloa continúa sumergido en una ola de violencia que, en los últimos días, ha dejado una estela de muerte y levantones, intensificando la crisis de seguridad en el estado.
En respuesta a este panorama, el sábado 21 de septiembre, arribaron 600 elementos del Ejército mexicano al sur de la entidad con el objetivo de reforzar los operativos de seguridad y contener la guerra entre facciones criminales que se desató desde el 9 de septiembre.
La situación de inseguridad que ha encendido las alarmas a nivel nacional, está vinculada a la disputa entre dos grupos criminales de gran poder en la región: la fracción de Los Chapitos, hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, y la fracción comandada por Ismael “El Mayo” Zambada.
Esta pugna habría escalado después de que el 25 de julio, autoridades estadounidenses detuvieron a un importante operador de Los Zambada, quien actualmente enfrenta un juicio por diversos cargos federales en Estados Unidos.
Los enfrentamientos más recientes, concentrados principalmente en Culiacán, se atribuyen a un intento de Los Chapitos por expandir su territorio y tomar control de zonas que históricamente han pertenecido a la facción de Zambada.
No es un secreto que Los Chapitos, tienen más fuerza y armamento, por ello decidieron invadir territorios como la sindicatura de Costa Rica, El Salado y otras áreas controladas por Los Zambada, desde la noche del 9 de septiembre los habitantes de estas regiones han vivido bajo un asedio constante, con tiroteos y levantones que han perturbado la vida cotidiana.
Las autoridades, conscientes de la gravedad de la situación, han intensificado los operativos para recuperar el control y devolver la paz a las zonas afectadas, se cree que con 600 elementos militares se busca consolidar esta estrategia y restablecer la seguridad en uno de los estados más golpeados por la violencia en México.
Los operativos continúan, pero la preocupación de la población se mantiene, ya que el conflicto entre las facciones criminales parece estar lejos de concluir, esto demuestra quién tiene el mando del país.
