Raúl Flores Martínez.
La violencia se sigue perpetuando en Sinaloa, esa violencia que ya no se frena hasta que haya un nuevo líder absoluto del Cártel del Pacífico que controle todo el trasiego de estupefacientes, sobre todo que se alcance la venganza de los “Mayos” contra los “Chapitos”.
Sin embargo, ayer el general de división Jesús Leana Ojeda, comandante de la 3era región militar en Sinaloa, declaró que el regreso a la normalidad en la entidad “depende de los grupos antagónicos” y no de los esfuerzos militares, lo qué deja en la indefensión de los ciudadanos.
Queda claro que la situación de violencia en el estado, que ha afectado principalmente a Culiacán y sus alrededores, continúa generando tensión y pérdidas humanas.
La Secretaría de la Defensa Nacional emitió un informe detallando los recientes hechos violentos ocurridos en la región, en los cuales las fuerzas militares han participado en al menos 27 enfrentamientos, de los cuales 13 han sido agresiones directas contra los soldados. En el transcurso de estos eventos, dos militares han perdido la vida y al menos nueve más han resultado heridos.
Uno de los logros destacados por la Sedena fue la liberación de cuatro personas que habían sido privadas de su libertad y que fueron rescatadas cuando sus captores fueron detenidos. Asimismo, se ha logrado el aseguramiento de un importante arsenal: 101 armas largas, 29 armas cortas, 25 mil cartuchos útiles, equipo táctico, y 57 vehículos, de los cuales 12 estaban blindados y uno era una patrulla clonada.
La ola de violencia en Sinaloa, que comenzó el pasado 9 de septiembre, ha dejado un saldo preliminar de 38 personas muertas, además de los dos militares fallecidos, y un estimado de 40 personas desaparecidas.
La declaración del general Leana Ojeda subraya la complejidad del conflicto, donde la intervención militar ha sido insuficiente para pacificar la región, recalcando que la estabilidad depende en gran medida de la actitud y acciones de los grupos delictivos que se disputan el control en la zona.
Una disputa anunciada por la traición de los “Chapitos” al entregar a uno de los principales fundadores del Cártel del Pacífico, una traición que terminará con la muerte de cada uno de la familia del “Chapo” Guzmán; algunos saben que solo terminando la estirpe se puede acabar la guerra del crimen organizado.
