Héctor Saúl Téllez*.
La reforma al Poder Judicial aprobada por la mayoría de Morena y sus aliados en la Cámara de Diputados es un enorme engaño a la ciudadanía, pues no serán las y los ciudadanos los que definan quiénes serán las personas juzgadoras. Las ternas que estarán en las boletas saldrán propuestas por el Poder Ejecutivo y el Legislativo, donde el oficialismo impondrá su mayoría y tendrán un evidente sesgo partidista.
La minuta está en el Senado, donde el oficialismo y el gobierno están presionando con todo para lograr la mayoría calificada y de esta manera imponer su reforma disfrazada de elección democrática de jueces, magistrados y ministros, pero que en realidad será una manzana envenenada para tomar el control del único poder que se ha mantenido, hasta el momento como autónomo e independiente, como un verdadero contrapeso a los excesos del Ejecutivo.
Ya pasó con la ministra Lenia Batres, la cual sin los méritos suficientes; pero sí el apoyo de la nueva oligarquía llegó a la Suprema Corte de Justicia de la Nación. No será raro que en las próximas propuestas que se pondrán a “elección popular” se encuentren las familias encumbradas por esta, insisto, nueva oligarquía.
Ahí estarán los nombres de las familias encumbradas por Morena, como son los Taddei, los Alcalde Luján, los Batres, los Monreal y muchos más que son los verdaderos beneficiados de esta reforma.
Esta controversial reforma que impulsan López Obrador y Claudia Sheinbaum es una verdadera trampa para la ciudadanía, un distractor de aparente democracia con el tema de la elección popular. El objetivo es cooptar al Poder Judicial para beneficiar a sus intereses y de alguna manera tener el control total de los tres poderes de la Unión.
La intención no es nueva, ha habido un constante linchamiento público constante desde la mañanera y los replicadores del oficialismo en ambas Cámaras del Congreso de la Unión. El asfixiamiento que ha tenido durante los últimos meses el Poder Judicial, en beneficio de la red de corrupción que ha formado con el tráfico de influencias el ex ministro de la Corte o Arturo Zaldívar.
La reforma al Poder Judicial en sus términos como se pretende imponer, es un mecanismo perverso de engaño a la ciudadanía con un componente más, la creación del Tribunal Disciplinario con facultades inquisitorias.
Un tribunal que, en caso de que las personas juzgadoras no estén alineados a los propósitos de la autoproclamada Cuarta Transformación, y quieran actuar con independencia y autonomía, este Tribunal tenga facultades para destituirlos o hacerles juicio político e incluso podrían acabar en la cárcel. En resumen, la partidización de la justicia.
*Diputado Federal del PAN, LXVI Legislatura
